Yad beYad celebró Tu Bishvat en el Convento de Santa Clara (*) de Balaguer

El sábado 30 de enero Yad beYad festejó la celebración de Tu Bishvat en el Convento de Santa Clara, atendiendo a la amable invitación de Sor Victoria.

Nos reunimos 20 personas de edades, orígenes y confesiones diversos. Algunos, desplazados desde el área de Barcelona.

El encuentro entre los invitados tuvo lugar en la explanada del Convento desde el cual se observa una magnífica vista de la ciudad de Balaguer.

Nuestra primera toma de contacto con Sor Victoria y las hermanas fue a la entrada del recinto donde nos presentamos anfitriones e invitados.

La celebración de Tu Bishvat consistía en plantar un árbol en el patio del convento, para sellar nuestra amistad con quienes reiteradamente nos habían expresado su admiración y respeto por nuestro pueblo.

El patio “cerrado” del convento hacia donde nos dirigimos está resguardado del viento y en parte soleado, allí se respiraba calma y tranquilidad. El sitio destinado a plantar el ciprés había sido preparado de antemano, con lo que Ferran y Guillem procedieron a plantarlo sin gran esfuerzo.
Indicando el sitio con precisión, las monjas habían dispuesto la bandera de Israel. Yad beYad selló el momento mediante la colocación de una placa conmemorativa en la cual se aludía a la paz en hebreo, castellano y catalán. La placa es una artesanía de Baruj, y Micry se encargó de colocarla.

Las hermanas Clarisas nos deparaban muchas sorpresas, entre ellas la de agasajarnos con una danza hebrea que bailaron al son de una melodía en hebreo.

Una vez pasamos al interior, donde una cocina de leña favorecía un ambiente cálido y agradable, realizamos un kidush (bendición del vino) con vino kosher Peraj Haabib, y recitamos birkat hamazon (la bendición de los alimentos) antes de degustar los productos típicos de estas fechas: dátiles, frutos secos, olivas… El mosto, de pura uva de sus propias parras, las olivas y las garrapiñadas, eran artesanía de las hermanas.

Después del kidush y antes de sentarnos a la mesa hicimos entrega a las hermanas de un mantelito especial de fiestas sobre el cual se suelen encender las velas de Shabat y de un shofar, ambos traídos de Israel. Sor Victoria hizo intentos de arrancar algún sonido del shofar, tarea nada fácil.

Los allí presentes simbolizábamos diversas confesiones, lo cual no fue óbice para que reinara un ambiente de camaradería y cordialidad alabado por todos.

Celebramos la comida en una mesa dispuesta en U donde cada plato era aportación de de los asistentes. Y así fue que hubo intercambio de elogios porque todo estaba exquisito. Se recitó la bendición del pan con jalá (pan trenzado de sábado) obra de Sinaí, y compartimos comida y tertulia.
En especial disfrutamos con el relato de algunos sobre su acercamiento al judaísmo e Israel y el de las hermanas sobre sus actividades habituales.

Llegado el momento de la despedida, agradecimos a Sor Victoria y las hermanas la hermosa hospitalidad que nos habían brindado.

(*) El Convento de Santa Clara se halla en el actual Santuari del Sant Crist, originalmente iglesia de Santa Maria de Almatà. Almatà es el nombre del sitio. En el recinto del castillo se encontraba la mezquita Mayor de Balaguer sobre los s. XII y XIII, que fue después Santa María de la Suda en tiempo de los Condes de Urgel, hasta que quedó bastante arruinado en la guerra de 1414. La iglesia fue refundada o fundada por San Ot. Nunca fue mezquita. Los antiguos aseguran que su arquitectura denotaba ser de época de godos. Y el lugar del convento era la casa de la cofradía y cementerio cristiano de la parroquia.
El lugar se ofreció a las monjas clarisas, que se establecieron en él en el año 1351.
En la actualidad viven seis monjas.

Teatro en Givatayim, en español!

Aniversarios del horror

Por Marcos Aguinis
29/1/2010

Itongadol.- El 27 de enero de 1945 amaneció con una sorpresa escalofriante para las tropas soviéticas. Ingresaron en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Algunos rumores ya se habían esparcido sobre la industria de la muerte que allí se había puesto en ejecución. Pero eran demasiado alucinantes para ser creídos. En 1944, sin embargo, se había liberado el campo de Maidanek, que los confirmaba. Pero Auschwitz golpeó en los rostros y el entendimiento. Era la cúspide de una maldad inédita.

La inminente derrota impulsó la huida de los soldados nazis, que se llevaron una gran cantidad de prisioneros, para que no cayesen en manos aliadas y describiesen su martirio. Esto revela que los nazis tenían conciencia sobre lo condenable de su crimen. El Ejército Rojo sólo encontró en Auschwitz unos 5.000 sobrevivientes que no podían caminar y a los que la locura del Tercer Reich no alcanzó a destruir. Pronto se supo que en esas marchas forzosas perecieron otros millares de hombres, mujeres y niños por las crueldades del invierno y las balas que dejaban en la nieve a los incapacitados de seguir caminando.

Las Naciones Unidas instituyeron el 27 de enero como el Día Internacional del Holocausto. En efecto, el 27 de enero de 1945 fue un mojón en la macabra serie de descubrimientos que convulsionó a los soldados aliados. Las noticias sobre la peor matanza de la historia humana que circularon antes de esa fecha no habían sido creídas. O se prefirió no creerlas. De ahí que la responsabilidad por el Holocausto involucre también a muchos dirigentes y pueblos que no hicieron todo lo que estaba en sus manos para impedirlo.

En enero se cumple otro oscuro aniversario: la Conferencia de Wannsee. El 20 de enero de 1942 tuvo lugar un encuentro de quince jerarcas nazis en un hermoso suburbio de Berlín para decidir la liquidación total de los judíos. Allí se labró un documento que pretendía dar muerte a los 11 millones de judíos que vivían entonces en Europa (lograron liquidar 6 millones, poco más de la mitad). Su prolija lista incluía hasta los 200 judíos de Albania, los 1.300 de Noruega, los 3.000 de Portugal. Números irrelevantes que ni calzaban en las teorías conspirativas del nazismo.

Pero estaban las demás comunidades, más numerosas, que comprendían desde decenas o cientos de miles, hasta millones, que estimulaban el apetito genocida. Ningún miembro de ese antiguo pueblo tendría derecho a salvarse. Antes se había insistido en una Alemania Judenrein (limpia de judíos), ahora se anhelaba la «solución final del problema judío», un eufemismo que aspiraba a un rápido y fabuloso asesinato.

La elegante casona de Wannsee ocupaba un espacio bellísimo junto al lago del mismo nombre. Tenía senderos con rosedales que en aquella nefasta jornada no se lucieron por la temperatura invernal. Las puertas eran de estilo francés y el interior lucía una decoración refinada. Las deliberaciones se realizaron en el comedor, mientras se servía un frugal almuerzo. En ese ambiente confortable se planificó, sin el menor atisbo de piedad, el mayor crimen de la historia.

Se desempeñó como jefe del encuentro el general Reinhard Heydrich, quien dedicó el primer tercio de la reunión para efectuar un análisis pormenorizado del tema. Heydrich fue herido tres meses después en Praga por la resistencia checa y murió el 4 de junio del mismo año..

En esa reunión había puntualizado que Alemania ya extendía sus dominios desde el círculo polar ártico hasta el desierto del Sahara, y desde los Pirineos hasta los Urales. En el mundo existían muchos líderes, gobiernos e intelectuales que admiraban al Führer, algunos de un modo silencioso todavía. Dijo que ésas eran las buenas noticias. Las preocupantes, en cambio, provenían de la obstinada resistencia en el frente oriental y la negativa británica a rendirse.

Era pues el momento de poner fin de una buena vez a la «cuestión judía», un tema central del nacionalsocialismo. La «limpieza» realizada hasta ese momento mediante ejecuciones, marginación y emigración, tropezaba con dos obstáculos. Primero, en lugar de disminuir el número de judíos, las conquistas del Reich lo multiplicaron de forma alarmante. Segundo, la emigración había dejado de ser eficiente, porque los países del mundo habían cerrado sus puertos.

Este último dato revela la complicidad de casi todo el planeta en la tragedia del Holocausto. Ni siquiera los países involucrados ya, y que luego se involucrarían en la guerra, tuvieron la nobleza de ofrecer amparo a las víctimas de esa irracional persecución. Después de la Conferencia de Evian (Francia) en 1939, donde los países democráticos se excusaron por no recibir judíos en fuga, los nazis redoblaron su agresividad.

En 1942, la reunión de Wannsee optó por la masacre industrial como último recurso. No sólo lo avalaba su psicótica ideología, sino la actitud del resto de la Tierra. Desde que Hitler había asumido el poder en el año 1933, había lanzado decenas de «leyes raciales» cada año, destinadas a humillar y ahuyentar judíos. Las naciones se mantuvieron indiferentes. Las protestas sólo eran manifestadas por individuos o pequeños grupos. A Berlín llegaban mensajes de que los seres que los nazis pretendían hacer desaparecer no eran queridos ni respetados por nadie. El cierre de los puertos, cada vez más firme, demostraba que los judíos no eran aceptados en ningún lugar. Adelante, pues.

Los quince jerarcas reunidos en Wannsee intercambiaron opiniones sobre el ambicioso plan. Adolf Eichmann fue encargado de tomar notas sobre lo que se iba diciendo. Hubo coincidencias en la necesidad de proceder con aplomo, eficacia y celeridad. Los papeles redactados por Eichmann fueron después corregidos por Heydrich mismo, quien se ocupó de ocultar los verdaderos y diabólicos designios mediante eufemismos que ahora no presentan dificultad para ser traducidos a su real y atroz significado.

En Wannsee hubo un alucinante contraste entre la belleza del lugar y su demoníaco objetivo. Ese modelo fue copiado en los muchos campos de concentración y asesinato que se erigieron rápidamente en todos los países conquistados. En efecto, por un lado se expandía la miseria de prisioneros tratados peor que las cucarachas, y cuyo final era morir electrificados en las alambradas, mordidos y desangrados por los perros, baleados en divertidas competencias de los guardias, gaseados en cámaras que simulaban ser duchas y finalmente convertidos en humo negro por los infatigables crematorios. Por el otro, adheridos a ese repugnante báratro, se erigían las residencias de los jefes nazis con jardines, jaulas llenas de pájaros coloridos, piletas de natación, bibliotecas y hermosos salones con piano de cola, en los que se celebraban reuniones distinguidas. Era otra muestra de la esquizofrenia que suele soplar huracanadamente en el espíritu de los fanatismos.

Durante su juicio en Jerusalén, Adolf Eichmann confesó que en la Conferencia de Wannsee se habló de forma explícita, sin guardarse palabras. No obstante, él y Heydrich maquillaron el texto para evitar expresiones comprometedoras, como dijimos unos renglones antes. El objetivo fue sellado sin vacilación. Por eso, ahora es legítimo afirmar que el monstruo se alzó a partir de esa fecha con toda su potencia y descaro. En poco tiempo logró borrar incontables comunidades judías de Europa y asesinar a millones de seres humanos.

Una pregunta llena de angustia, frente a esos dos horribles aniversarios, es si la humanidad aprendió algo o seguirá repitiendo errores. © LA NACION

OLEI HAIFA

Yad beYad celebra Tu Bishvat en el Convento de Santa Clara

El sábado 30 de enero, a las 12.00 h, la asociación Yad beYad-Caminando juntos tendrá máximo gusto en celebrar la festividad de Tu Bishvat en el recinto del Convento de Santa Clara Balaguer.

La fiesta de Tu Bishvat celebra el cumpleaños de los árboles, por eso se lo llama también Rosh Hashaná Lailanot (año nuevo de los árboles), y tiene lugar cuando ya han pasado en Israel los rigores del invierno y el campo se recupera para brindar nuevos frutos.

Es un día de excursiones campestres en el que escolares y adultos toman contacto con la naturaleza plantando árboles.

Las mesas se llenan de frutas y productos de la tierra, en particular aquellos que menciona la Torá en referencia a la Tierra de Israel:

– Trigo (y productos derivados)
– Vid (vino o uvas pasas)
– Cebada (cerveza y productos derivados)
– Higos
– Granadas
– Aceitunas
– Dátiles
– Frutos secos

El sitio ha sido escogido por las muestras de amistad y simpatía expresadas por las hermanas franciscanas de Santa Clara, en especial Sor María Victoria Triviño, hacia el judaísmo y mi persona.

Convento de Santa Clara

Sor María Victoria Triviño es autora de 37 libros, entre ellos Música, danza y poesía en la Biblia.

Será un acto de hermandad entre ambas instituciones que quedará sellada para siempre mediante la plantación de unos cipreses en los jardines del convento y la colocación de una placa alusiva con especial mención a la paz en los tres idiomas que compartimos: español, hebreo y catalán. Paz, Shalom, Pau. La placa es cortesía de Baruj.

Participarán del acto diversos miembros de Yad beYad y amigos simpatizantes, algunos desplazados desde Barcelona, deseosos de compartir esta vivencia con nosotros.

Coincidiendo con su estancia en la zona, el asesor espiritual de Yad beYad, Rabino Gabriel Mazer, nos honrará con su presencia.

También estará presente en el acto el Presidente de las Iglesias Biblia Abierta de España, amigo y colaborador de Yad beYad.

Que éste y otros gestos sirvan para hermanarnos a todos los seres humanos en armonía con la naturaleza.

EL GIGANTE JUDIO

Por Bernardo Rabassa Asenjo
Presidente del Club Liberal Español
Premio 1812 (2008)

Un Judío Gigante. Shimon Peres ha hablado delante del Parlamento Alemán, el Bundestag, con motivo de Día Internacional del Holocausto y sus palabras quitando referencias históricas más que justificadas fueron en su amplio discurso, más de agradecimiento que de rencor, lo que demuestra la estatura gigantesca que el pueblo judío ha asumido frente al Mundo de la Globalización y de la Solidaridad, hasta el punto de ser en la Catástrofe de Haití, el segundo país después de los USA que mejor y más ayuda ha aportado a tan desgraciado pueblo.

Organización y trabajo son las Virtudes que hoy se le pueden atribuir al único pueblo de Oriente Medio que es comparable con el mundo occidental en I+D+i y desarrollo industrial y agrario, que ha sido capaz de escapar de la crisis y la recesión mundial y que mayor número de científicos e investigadores ha aportado y sigue aportando al Mundo Civilizado.

De ahí el estupor de Shimon Peres, pues nada justificaba el exterminio de 6 millones de judios, pacíficos, creyentes, salvo que como así fue, fueran el chivo expiatorio de los superhombres nazis. ¿Cómo iban ellos a tolerar a los corderos?. Todos, pues al matadero. No debemos olvidar que en el S.XX ha habido alrededor de 100 millones de personas asesinadas, todas ellas mayoritariamente por el totalitarismo comunista, una vez más lobos degollando corderos.

¡Quizás es el caso de que los judíos, siempre han sido objeto de «pogroms” a lo largo y a lo ancho de toda la cristiandad, sin otra justificación que la muerte en cruz de Jesucristo. ¿Por qué no odiarían igual a los romanos, de oriente o de occidente, que fueron al fin y al cabo los que le ejecutaron?.

Misterios del Inconsciente Colectivo, al que Sigmund Freud atribuyó la capacidad de liberarnos de nuestras propias culpas, haciéndoselas pagar a otros que necesariamente tenían que ser diferentes y los Judíos lo eran y lo son, con una cultura milenaria y una religión que les ha mantenido apartados de los demás, ¿es eso una virtud o un defecto?. La verdad es que no les ha sido muy útil por muchos siglos hasta la declaración Balfour en el XIX creando un Hogar Judío en lo que se llamaba Jordania y no Palestina.

Hasta el siglo XVIII, los vocablos judíos y judaísmo eran prácticamente sinónimos. Sin embargo, la llegada de la Haskalá (ilustración judía) supuso un cambio radical en la mentalidad de muchos judíos que se vieron a sí mismos como miembros de un mismo pueblo, pero separados de la tradicional adhesión a la fe judaica. La posibilidad de regresar a la Tierra prometida ha sido el revulsivo que combinado con el Holocausto nazi ha dado vida nueva al pueblo de la Biblia.

No debe olvidarse tampoco, que según Toynbee, fue en el siglo VI A.C que surgieron los troncos de las actuales religiones: Deutero Isaías para el Judaísmo, el Cristianismo y el Islamismo. Pitágoras para el Racionalismo y el Laicismo. Buda y Confucio para las religiones orientales y Zaratrusta para una religión que no prosperó.

Shimon Peres dijo:

Me presento hoy, ante ustedes, como Presidente del Estado de Israel, Hogar del Pueblo Judío. Y, mientras mi corazón se quiebra frente a los recuerdos del terrible pasado, mis ojos se orientan hacia el futuro común de un mundo joven, de un mundo libre de todo odio; un mundo en el que las palabras “guerra” y “antisemitismo” sean palabras muertas.

Mis Honorables;
En la tradición judía, que nos acompaña desde hace miles de años, encontramos una oración en arameo, que se pronuncia en memoria del muerto, en memoria del padre y la madre, de hijos e hijas, hermanos y hermanas. Esa oración, antiquísima, que no alcanzaron a pronunciar ni escuchar las madres cuyos bebés fueron arrancados de sus brazos, los padres que acompañaron con mirada de espanto a sus hijos arrastrados hacia las cámaras de gas ni los niños elevados a las cenizas del crematorio. Desde esa condición, Damas y Caballeros, pido pronunciar las primeras palabras de esa oración, aquí y ahora, en nombre del Pueblo Judío y en recuerdo y memoria de los 6 millones que se convirtieron en cenizas.

Y terminó:

Mis Honorables,
Estoy aquí, frente a ustedes, como un hombre que cree en sus fuerzas y en nuestras fuerzas de aportar a la creación de una nueva historia. Creo que la paz está al alcance de la mano. Las amenazas sobre Israel no desviarán su corazón de la paz.

Estoy aquí hoy, frente a ustedes, como el hijo de un pueblo que aspira a aportar todo lo que puede a un mundo iluminado y transparente, en el que un hombre para otro hombre, sea un hombre.

El Día Internacional de Recordación de la Shoá es un día de unidad y entendimiento; un tiempo de educación y esperanza.

Comencé con el Kadish de duelo y finalizaré con Hatikva:

No se habrá perdido nuestra esperanza;
la esperanza de dos mil años,
de ser un pueblo libre en nuestra tierra:
la tierra de Sión y Jerusalén.

Nos tomaremos el permiso y, estoy seguro, que ustedes también lo harán, de soñar el bienestar y cristalizar los sueños.

Gigantescas y bellas palabras, ante un auditorio, hijo de aquel que fue su verdugo, que habla la lengua con la que fue martirizado, que lleva la sangre de quienes alienados por aquel criminal loco de Mein Kampf, declararon la guerra al mundo por el orgullo mal entendido de sus anteriores derrotas y que para cohesionarlos, vació sus cerebros de toda capacidad de autocrítica y los transformó en los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.

San Juan era cristiano, pero su visión del Mundo era judía, Tan terrible como la del Yahvé de Abraham, Tan dramática como la del Holocausto, Tan mortífera como la guerra, la peste, el hambre y la muerte que sus jinetes representaban y que hoy siguen asolando la tierra.

Lo malo es ¿si lo continuaran haciendo? Y si un Gigante como el Israel actual nos va a ayudar a controlarlos, como se desprende de las palabras de amistad, fraternidad y perdon de Shimon Peres en el Bundestag Alemán.

Madrid 29 de Enero de 2010

Los kibutz israelíes abandonan el socialismo

ABRAZAN EL CAPITALISMO

Piscina del Kibutz Najshon

Las comunidades kibutz israelíes, una combinación de socialismo y sionismo basado en la agricultura, ya no son lo que eran. En las últimas dos décadas la mayoría han dejado atrás la vida comunal y sus principios igualitaristas, privatizando su actividad y abrazando varias prácticas capitalistas.

Por Albert Esplugas

El Financial Times, en un artículo sobre la transformación de los kibutz en Israel (The rise of the capitalist kibbutz), relata la experiencia de Jane Ozeri y el kibutz Nachshon, una comunidad de granjas colectivas. Ozeri emigró de su nativa Inglaterra para unirse a Nachshon, atraída por la ideología comunal del movimiento.

Trabajó allí donde la comunidad decidía: en la cocina, en el campo o en la escuela. Ningún miembro del colectivo recibía un salario. La comunidad proporcionaba alojamiento, comida, educación, ropa, medicina, transporte e incluso cigarrillos. Estos bienes eran propiedad de todos, no de los individuos. Si Ozeri quería visitar a su familia en Inglaterra, la asamblea del kibutz debía discutir la petición y votar a favor de pagarle o no el billete.
Hoy Ozeri lleva una tarjeta que la identifica como “coordinadora global de ventas” de Aran Packaging, una empresa que produce packs para líquidos para la industria alimenticia. Ubicado en el kibutz y propiedad de sus miembros, el negocio tiene un volumen de ventas de 28 millones de euros anuales y sirve a 35 países. Ozeri recibe un salario (una parte del cual tiene que compartir) que está a la par con el que se paga en otras compañías del sector.
La mayoría de kibutz se han ido convirtiendo en empresas cooperativas privadas, dejando atrás varias prácticas colectivistas e igualitaristas como la negativa a contratar gente de fuera, el pago del mismo salario a cada trabajador con independencia de su labor, o la separación de los hijos de sus padres porque debían ser cuidados en común.

Un total de 22 kibutz están listados en las bolsas de Tel Aviv, Nueva York y Londres, con ventas anuales por valor de 7.000 millones de euros, un 10% de la producción industrial israelí. La agricultura sigue siendo importante en muchos kibutz, pero ha habido un importante giro hacia la industria.
El artículo en el Financial Times señala que la transformación de los kibutz en cooperativas capitalistas es un reflejo del desarrollo de la sociedad israelí en los 80. Muchos miembros del kibutz, apunta Shlomo Getz, profesor especializado en kibutz, empezaron a querer el mismo tipo de cosas que los demás israelíes. En palabra de Ozeri: “La gente quería más control sobre su propia vida y economía. Es muy difícil vivir de forma estrictamente comunal”.
En los 80 los kibutz habían entrado en crisis y el gobierno tuvo que rescatarlos. La ineficiencia de su modelo forzó a las comunidades a replantear su filosofía económica. La ola de privatizaciones en los 90 fue una respuesta a esta crisis. Las privatizaciones afectaron sobre todo a los servicios.
La propiedad colectiva de residencias, tierra y fábricas frecuentemente se mantuvo, aunque se han dado pasos en la dirección de permitir la propiedad individual de algunos activos como las casas donde viven los miembros y una suerte de “acciones” sobre los medios de producción. Pueden enajenar ambos con ciertas limitaciones. En total, 65 kibutz aún operan al modo tradicional.
Al contrario que otros experimentos sociales, señala el Financial Times, los kibutz israelíes no tienen una filosofía dogmática o muy teórica detrás, lo que les permite estar abiertos al cambio. Aunque los kibutz practicaran una vida comunal, casi comunista, los partidos políticos que representaban al movimiento nunca han pedido la abolición de la propiedad privada. Las comunidades kibutz aceptaron su rol de empresas colectivas en el marco de un libre mercado.

© Libertad Digital SA Juan Esplandiu 13 – 28007 Madrid

Comics judíos de Keren Keet

Por Guysen International News
Miércoles 27 enero 2010 – 15:48

Keren Keet

Keren Keet es una artista nacida en Inglaterra, actualmente vive con su marido y sus tres hijos en la ciudad de Gareshead. Estudió literatura en la Universidad de Londres, tras lo cual comenzó a trabajar como ilustradora freelance, especialmente en el sitio judío aish.com. En la actualidad suele producir tarjetas para la editorial judía Cazenove. Afirma que su principal ambición es publicar e ilustrar libros infantiles. En noviembre de 2009 fue elegida entre 500 personas como finalista en el concurso de dibujantes jóvenes (menores de 30 años) del prestigioso Museo del Comic. He aquí algunos de sus trabajos.

Auschwitz liberado?

Por Ángeles Caso
Público – 28.01.10

Angeles Caso

Dolor y piedad infinita en los actos que conmemoraron hoy los 65 años de la liberación de Auschwitz-Birkenau por las tropas soviéticas.

Vuelvo a sorprenderme de nuevo antes del uso de la palabra «liberación»: que de hecho, no fue más que el descubrimiento de los pobres abandonados a su suerte, 8.000, más o menos, que sobrevivieron a tal horror. Los supervivientes de los campos que llegaron a los aliados occidentales fueron alimentados, tratados y repatriados. Pero los rusos no mostraron la más mínima compasión por los que se encontraron. A menudo hablo de esta actitud incomprensible con mi amiga Violeta Friedman, una Judía húngara deportada a Auschwitz, 14 años, donde perdió a toda su familia.

Unos días antes de la llegada del campo soviético, Violeta se vio obligada, junto con cientos de mujeres, a iniciar el viaje a pie a Alemania en un intento desesperado por las SS de no no dejar tras ellos testimonios del Holocausto. Finalmente, ella y otras mujeres estaban enfermas y agotadas en una fábrica de ladrillos abandonada todavía en Polonia. Allí se reunieron con los rusos a finales de enero. Durante meses, nadie hizo nada por ellas, excepto violarlas. Y allí estaban, comiendo lo que encontraron en las casas cuyos habitantes habían huído. En abril, los que todavía no habían muerto fueron trasladados a un campamento de prisioneros de guerra, del que Violeta logró huir con un pequeño grupo algún tiempo después. Todos estos hechos se cuentan en sus memorias (Planeta, 1997). Y ésta es, por desgracia, la verdad de la liberación. Sobran todos los comentarios.

Fuente: galiza-israel.blogspot.com/

MENSAJE DEL PRESIDENTE SHIMON PERES ANTE EL PARLAMENTO ALEMÁN, BUNDESTAG

Shimon Peres ante el Parlamento Aleman en el Día Internacional del Holocausto
MENSAJE DEL PRESIDENTE SHIMON PERES ANTE EL PARLAMENTO ALEMÁN, BUNDESTAG en conmemoración del Día Internacional de la Shoa, 27 de enero, 2010.

Shimon Peres en el Bundestag

Sr. Presidente,
Sra. Kohler,
Sr. Presidente del Bundestag,
Sra. Canciller,
Sr. Presidente del Bundesrat,
Sr. Presidente de la Corte Federal Constitucional,
Profesor Tych,
Honorables miembros,
Su Excelencia,
Honorables invitados,

Me presento hoy, ante ustedes, como Presidente del Estado de Israel, Hogar del Pueblo Judío. Y, mientras mi corazón se quiebra frente a los recuerdos del terrible pasado, mis ojos se orientan hacia el futuro común de un mundo joven, de un mundo libre de todo odio; un mundo en el que las palabras «guerra» y «antisemitismo» sean palabras muertas.

Mis Honorables;
En la tradición judía, que nos acompaña desde hace miles de años, encontramos una oración en arameo, que se pronuncia en memoria del muerto, en memoria del padre y la madre, de hijos e hijas, hermanos y hermanas. Esa oración, antiquísima, que no alcanzaron a pronunciar ni escuchar las madres cuyos bebés fueron arrancados de sus brazos, los padres que acompañaron con mirada de espanto a sus hijos arrastrados hacia las cámaras de gas ni los niños elevados a las cenizas del crematorio. Desde esa condición, Damas y Caballeros, pido pronunciar las primeras palabras de esa oración, aquí y ahora, en nombre del Pueblo Judío y en recuerdo y memoria de los 6 millones que se convirtieron en cenizas.

Itgadal veitkadash shme rabá,
Bealmá divrá jiruté veiamlij maljuté,
Veiatzmaj purkané, vikarev meshijé.
Bejaieijón uveiomeijón , uvejaiei dejol beit Israel
Baagalá uvizmán kariv, veimrú Amén.
Iehé shme rabá mevaraj Leálam uLeálmei almaiá.

Itbaraj veishtabaj, veitpaar,

Exaltado y santificado sea Su gran Nombre en el mundo que El ha creado según Su voluntad.
Que El establezca Su reino, haga florecer Su redención y aproxime la venida de Su Mashiaj durante nuestros días y vuestros días y en vida de toda la Casa de Israel, rápidamente y en una época cercana y decid, Amén.
Sea Su glorioso nombre bendecido por siempre y por toda la eternidad. Alabado, enaltecido, honrado, loado y venerado sea el nombre del Santo, Bendito Sea
,
Y la oración termina con palabras que se convirtieron en el Estado de Israel, en un símbolo del sueño, en el mundo judío:
Osé shalom bimromav, hu berajamav/ iaasé shalom aleinu/ veal kol Israel, veimrú Amén
El que hace la paz en los cielos, hará la paz sobre nosotros y sobre
todo Israel y decid Amén.

Mis amigos,
Delegados del Pueblo Alemán y sus representantes,

En el Estado de Israel y a lo largo del mundo, los sobrevivientes de la Shoa se alejan, lentamente, de la tierra de la vida. Su número disminuye día a día. Y, al mismo tiempo, aún viven, sobre la tierra alemana, en Europa y en otros sitios del mundo, aquellos que se ocuparon de la tarea más vil sobre la tierra, El Holocausto. Les pido, por favor, hagan todo para someterlos a juicio.
No se trata de venganza.
Es hora de educar.
Es hora de gracia para la joven generación en todo lugar.
Que lo recuerde. Que no olvide. Que conozca lo que sucedió y que nunca, pero nunca, se le ocurra, que existe otra posibilidad más allá de la paz, la conciliación y el amor.

Hoy, el Día Internacional de Recordación a las Victimas de la Shoa, es el día en que el sol alumbró, por primera vez, hace 65 años, luego de seis años de oscuridad y sus rayos revelaron, ante los ojos de todos, la magnitud de la destrucción a mi pueblo.

El mismo día, el humo aún sobrevolaba por sobre los crematorios desmantelados y las manchas de sangre y polvo regaban, todavía, con densidad el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Las vías del tren en silencio. La «rampa de selección», vacía. Sobre el monstruoso valle reinaba la mentirosa calma. El oído solo podía captar el silencio pero, desde la profundidad de la tierra congelada, surgía el grito que rompía el corazón de la humanidad y llegaba hasta el silencioso e indiferente cielo.

El 27 de enero de 1945 llegó al mundo demasiado tarde. 6 millones de judíos ya no estaban con vida.

Este día simboliza no solo la unidad con el recuerdo de los asesinados, no solo la limpieza de la conciencia humana hacia el horror más allá de lo entendible sino, también, la tragedia en la tardanza; la lección del período de tiempo en el que, la opinión mundial quedó bajo las llamas y la industria de la muerte actuó, día tras día, años tras año, sin molestias.

Tres años antes, el 20 de enero de 1942, no lejos de aquí, en la villa de Wannsee, a orillas del bello lago, un grupo de importantes generales y comandantes, bajo la dirección de Reinhard Heydrich, se reunieron para organizar y coordinar la puesta en práctica del programa «Solución Final del «Problema Judío».

Adolph Eichmann aplicó, al pie de la letra, el documento que detallaba la población destinada a la deportación y el aniquilamiento en la que se incluían a todos los judíos del continente europeo; desde los tres millones que vivían en Polonia, Ucrania y en la ex Unión Soviética hasta los 200 judíos que vivían en la pequeña Albania. 11 millones de judíos fueron señalados para morir. Los nazis eran eficientes y, desde la villa de Wannsee, el camino condujo a Auschwitz, a las cámaras de gas y los crematorios.

– Estoy frente a ustedes, este día y en este lugar, mis respetados Líderes y Representantes de la otra Alemania, la democrática, como representante del Estado Judío, Estado de los Sobrevivientes, Estado de Israel.

Siento el tremendo peso y la grandeza de esa posición. Confío y espero que sientan como yo. Por un instante, coloco, ante mis ojos, la imponente imagen de mi abuelo, Rabbi Zvi Meltzer, de quien tuve el privilegio de ser su amado nieto.

Fue mi maestro y educador. Me enseñó la Biblia. Lo veo con su blanca barba y sus negras cejas, envuelto en el manto ritual, entre el público observante en la sinagoga, en mi pueblo de nacimiento, Vishniev, en Bielorrusia. Me sumaba entonces, a un lado de su manto y escuchaba, con fascinación, su transparente voz. Aún resuena en mis oídos en la oración de Kol Nidre del Día del Perdón, los momentos e instantes fijados, según su creencia, por el Creador del Mundo, quién vivirá y quién morirá.

Lo recuerdo parado en la terminal del ferrocarril que me condujo a mí, un niño de 11 años, desde el pueblo hacia el Estado de Israel.

Recuerdo su emocionado abrazo.

Recuerdo las últimas palabras y los preceptos que le escuché decir: «Mi niño, permanece judío, por siempre!”

El tren hizo sonar su bocina y comenzó su marcha.

Observé – desde la ventana – a mi abuelo hasta que su imagen despareció. Fue la última vez que lo vi.

Cuando llegaron los nazis a Vishniev ordenaron, a todos los miembros de la comunidad, reunirse en la sinagoga. Mi abuelo marchó primero, envuelto en el mismo manto ritual dentro del cual me envolvía de niño y, su familia, con él. Las puertas fueron cerradas por fuera y el fuego se apoderó de la estructura de madera. De toda la comunidad, sólo quedó el humo. Nadie sobrevivió.

Mis Honorables;
La Shoa despierta preguntas sobre la profundidad del alma humana.

¿Hasta dónde puede llegar el mal que habita en los hombres?

¿Hasta dónde puede llegar el silencio del pueblo que sabe de cultura y respeta la lógica?

¿Cuántas desgracias es posible provocar?

¿Silenciar la conciencia moral?

¿Silenciar un lógico balance?

¿Cómo puede un pueblo verse, a sí mismo, como hijo del «Racismo Supremo» y a su prójimo como a una creación nula?

Y persiste la pregunta actual, ¿por qué el nazismo vio en la existencia judía un peligro tan grande e inmediato?

¿Qué movilizó a los nazis a destinar tantos recursos hacia la industria de la muerte?

¿Qué sentido vieron los nazis en continuar, y perseverar, en ello hasta el final, incluso cuando su causa ya se diluía en el horizonte?

¿Acaso el poder judío amenazaba con frenar al «Reich de los Cien Años?

¿Acaso podía un pueblo perseguido frenar la destructiva maquinaria nazi de matar?

¿Cuántas divisas tenía la comunidad judía en Europa?

¿Cuántos tanques, aviones de combate, cuántos rifles?

Damas y Caballeros,
Es imposible definir al odio nazi, simplemente, como «antisemitismo». Es una definición banal. No explica el hervor asesino vital; la forzada determinación del régimen nazi por eliminar a los judíos.

¿Acaso la guerra no estaba destinada al control sobre Europa y no para hacer cuentas con la historia judía?

Y, parece que éramos nosotros, los judíos, una terrible amenaza a los ojos del régimen hitleriano.

No se trataba de una amenaza militar sino de una amenaza moral.

Frente al anhelo que negaba nuestra fe, que todo hombre nace a la sombra de
D-os, que todos son iguales ante D-os, iguales como seres humanos y que el judío, aún estando libre de armas, contaría con la gracia divina.

Desde el día que nació el pueblo judío, ordenamos: «No Matarás!» y «Ama a tu prójimo como a ti mismo», en todas las situaciones, en todos los lugares.

A ese judío inocente, que cree en esos preceptos, lo veo – en este momento – ante mis ojos en la figura de mi buen abuelo, el recto y querido hombre. Los nazis intentaron convertirlo en un demonio, no un hombre. Lo cremaron en vida a él y a sus hermanos. El fuego quemó sus cuerpos. No su espíritu.

Intentaron describir a mi pueblo en terribles películas de propaganda, como parásitos, como ratas enfermas, como propagadores de enfermedades. Los nazis olvidaron, e hicieron olvidar, los valores de justicia y misericordia.

Como judío, porto siempre el sello del dolor de la Shoá de mis hermanos y hermanas.
Como israelí lamento la trágica demora de la creación del Estado de los Judíos, que dejó a mi pueblo sin costas seguras.
Como abuelo, soy capaz de superar la pérdida de un millón y medio de niños, el potencial humano y creativo más importante en condiciones de modificar el destino de Israel.
Estoy orgulloso de ser el más acérrimo enemigo del mal nazi.
Estoy orgulloso de la herencia de nuestros antepasados, la total oposición a la Biblia del racismo.
Estoy orgulloso del levantamiento de Israel, la respuesta moral e histórica al intento de borrar al pueblo judío de la faz de la tierra.
Le agradezco a D-os que algunos pueblos se hayan levantado y frenaran la locura, la maldad y la masacre.
La Shoa debe permanecer frente a los ojos y la conciencia de la humanidad como una grave alerta eterna; como una orden que compromete al respeto por la vida, la igualdad entre los hombres, la libertad y la paz. No debe verse – en el asesinato de los judíos de Europa en manos de Alemania nazi – una especie de «agujero negro» astronómico, una estrella de la muerte que traga la luz, que reúne en su interior – como unidad – el pasado y el futuro. Está prohibido que la Shoá sea, ante los ojos de todos, una barrera a la fe en el bien, en la esperanza, en la vida.

Me pregunto hoy, en el Día Internacional de la Shoa, ¿cómo querría el judaísmo europeo que lo recordáramos? ¿Quizás solo a través del humo de los crematorios? ¿O, quizás, sea correcto recordar la vida que antecedió a la Shoa?

Si existe – para los millones de judíos de Europa- una voz colectiva; esa voz nos llama, a nosotros y a ustedes, a mirar hacia delante; ser los que pudieran haber sido las víctimas y no fueron; reconstruir lo perdido. ¿Acaso la creación de los judíos alemanes, que se identificaban con su país y cuyo aporte a la cultura, a la ciencia, la economía, la posición general de Alemania no fue tan grande, sin relación al tamaño de la comunidad?
¿Acaso los judíos europeos no promovieron y desarrollaron la ciencia, la tecnología, la economía, la literatura y el arte de este continente?.

Ellos lo hicieron porque, después de haber sido expulsados de su tierra, se vieron obligados a ser un pueblo nómade, conocedor del Libro; artesanos y comerciantes en varias lenguas; un pueblo bendecido con médicos, escritores, científicos y artistas; un pueblo bendecido con personalidades que maquillaron la cultura de Alemania y aportaron al mundo todo.

Me conmueve el pensar en la enorme corriente de pensadores e inventores que surgieron de la profundidad de la aldea judía, del gueto judío, de los hogares de la burguesía judía, desde el momento en que – a los judíos- se les permitió el ingreso a las universidades. Como en una sesión de magia, nos surgieron Albert Einstein, Sigmund Freud, Martín Buber, Carl Marx, Hermann Cohen, Hanna Arendt, Heinrich Heine y Moshe Mendelsohn, Rosa de Luxemburgo, Walter Rathenau, Stefan Zweig y Walter Benjamin que tienen, en común – a pesar de ser personalidades tan diferentes- el enorme aporte al pensamiento de la humanidad; su contribución a la modernidad en su camino excepcional. Ellos orientaron la mirada alemana, europea y mundial hacia un nuevo futuro.

Y, ahora, aprendieron la lección que dice: «Nunca más», no más Biblia del racismo; no más sentimientos de superioridad; no más autoridad divina a la provocación, el asesinato, a la violación de la ley; a la negación de la Shoa y de D-os; no más abstinencia de una dictadura sedienta de sangre, escondida detrás de máscaras demagógicas y, sobre ellas, consignas de muerte.

Mis amigos,
Representantes del Pueblo Alemán,
Las amenazas de exterminio de un pueblo y de un estado son oídas a la sombra del desarrollo de armas de exterminio masivo, en manos desequilibradas, con una idea insensata, con un lenguaje mentiroso. Para evitar otra Shoá, nuestro compromiso es educar a nuestros hijos a respetar la vida humana y mantener relaciones entre los pueblos a través de la paz; respetar la cultura particular y los valores universales; imprimir cada vez la lista de los Diez Mandamientos, encender las luces, orientar los telescopios y microscopios que iluminen los escondites de la ciencia, que encierran los remedios del hombre y de su alma; alimentos para los pobres, agua para los sedientos, aire para respirar.

Sabiduría para la humanidad.

Con el fin del Mandato Británico, Ben Gurion, líder de la nación renovada, declaró la creación del Estado de Israel. Los árabes rechazaron la resolución de Naciones Unidas y sus ejércitos atacaron a Israel. Y, entonces, algunas horas después de la Declaración, en el momento de nacer, siete ejércitos árabes atacaron a Israel para destruirla. Los enfrentamos solos. No teníamos aliados ni respaldos. Esa era la única esperanza que quedaba para el pueblo judío. Si hubiéramos perdido esa batalla, hubiera sido el fin de nuestro pueblo.

El Ejército de Defensa de Israel ganó esa enorme campaña, mientras la justicia histórica y la valentía humana permanecieron unidas. En ese ejército, en esa guerra, sirvieron los sobrevivientes de la Shoá que habían llegado a las costas y se enrolaron durante los combates. Parte de ellos cayó bajo fuego.

Mientras se reponía de las heridas de la guerra, la pequeña Israel comenzó con su primera prioridad de abrir sus puertas a los sobrevivientes de la Shoa y a los refugiados judíos de los estados árabes. Para ellos, todas las otras puertas estaban cerradas.

Mis Honorables,
Recordamos bien el día en que aún, en el colapso de nuestra sangre, llegó la ayuda, del lugar menos pensado, de la nueva Alemania. Dos líderes de estatura histórica, se dieron la mano, desde ambos lados del abismo: el Canciller Konrad Adenauer, padre de la Alemania Federal Democrática y David Ben Gurion, padre fundador y Primer Ministro del Estado de Israel. El 27 de septiembre de 1951, Adenauer habló sobre la tarima del Bundestag sobre la responsabilidad del pueblo alemán por los delitos del Tercer Reich hacia el pueblo judío; sobre la disposición de su gobierno por restituir los bienes judíos robados y la ayuda al levantamiento del Estado de Israel.

La decisión del gobierno de Israel de mantener negociaciones directas con el gobierno de Alemania despertó una tormenta, que no habíamos conocido en el mundo judío. Sobrevivientes – en cuyos brazos se tatuaron los números de la muerte en los campos de exterminio- fueron parte de las piedras en la Knesset y se contaron entre los que no apoyaron a Ben Gurion. Pero Ben Gurion se mantuvo en sus ideas: hay una Alemania distinta. Con ella hablaremos sobre el futuro, no solo sobre el pasado. La doliente Kneset dio su aprobación. Los pagos de Alemania ayudaron a sacar a Israel de su miseria y aportaron a su desarrollo.

Tuve la suerte, en mi juventud, de ser el asistente y luego vice de Ben Gurion en el Ministerio de Seguridad y aprendí que, la Israel que construye su hogar, está obligada a defenderlo. También en ello encontramos un oído atento en Alemania, que nos suministró recursos de defensa. Entre Alemania e Israel se desarrollaron relaciones de un estilo particular. La amistad que nació no vino a cuenta de la negación de la Shoá sino a partir de la conciencia sobre la nube sombría del pasado, a la luz de la decisión común y determinada de torcer la mirada hacia adelante, hacia un horizonte de buena esperanza, hacia la redención del mundo. El puente sobre el precipicio fue construido por manos dolientes y por hombros inclinados ante el peso de los recuerdos; sostenido sobre sólidas bases morales.

A nuestros hermanos y hermanas asesinados, les construimos un monumento vivo, en arados que convirtieron el desierto en lugares fértiles, en laboratorios que inventan nuevas vidas, en una Fuerza de Defensa capaz de defender nuestra existencia, en una democracia sin concesiones.

Creímos y, agregamos, creemos que la nueva Alemania hará todo lo necesario, para que el Estado Judío no se encuentre más sobre su alma cuando esté sola; para que una dictadura asesina, llena de odio, pueda en nuestros días, levantar su cabeza, otra vez.

Gracias.
A Konrad Adenauer, que encontró un idioma común con Ben Gurion,
A Willy Brandt que se arrodilló en memoria de los héroes del Gueto de Varsovia y a ustedes, miembros del Budenstag y del Budenstrat, por Helmut Schmidt y Helmur Kohl y otros líderes, por profundizar las bases y su aporte a la amistad.
Y a los organismos sociales, organizaciones económicas, centros de cultura, gente del pensamiento y de la práctica, que aportaron al enriquecimiento de esa red de vínculos especiales.
Gracias y, otra vez, gracias.

Usted, Presidente Ernst Keller, declaró en la Kneset en Jerusalén que «La responsabilidad por la Shoá es parte de la identidad alemana». Lo valoramos mucho.
Y usted, Señora Canciller, Ángela Merkel, conquistó el corazón de nuestro pueblo por su sinceridad y por la calidez de su vínculo. Les dijo a las dos cámaras de Estados Unidos que «El ataque a Israel será considerado un ataque a Alemania». No olvidaremos ese apoyo que alienta nuestro corazón.

Honorables Damas y Caballeros,
Más de 62 años transcurrieron desde la creación del Estado de Israel y ya pasamos por la prueba de nueve guerras. Alcanzamos dos acuerdos de paz, con Egipto y Jordania. Con los países con los que firmamos la paz, devolvimos los territorios que cayeron en nuestras manos durante la guerra. La tierra en nuestro poder es muy difícil y, a pesar de ello, logramos crear una agricultura considerada entre las mejores del mundo. La localización de materias primas en capacidades científicas y tecnológicas, nos condujo a la primera línea de los esfuerzos científicos. Es la grandeza de un país pequeño.

Nuestro pueblo retornó de la Diáspora.
La mayor parte del pueblo judío se encuentra hoy en Israel.
Retornamos a nuestra lengua.
Somos el único país de la región cuyos hijos hablan el mismo idioma antiguo que hablaron, desde hace más de 3.000 años, la lengua hebrea, la lengua de las Sagradas Escrituras.

La historia judía se mueve en dos ejes paralelos: el eje moral, desplegado en los Diez Mandamientos; ese documento que nos fue entregado hace 3.500 años, que no hubo necesidad de modificar y se convirtió en la base de la cultura occidental y el eje científico, que descubre misterios y escondites que desaparecieron en el pasado de los ojos humanos y, lo que descubre, modifica la calidad de nuestras vidas.

Israel es un país judío y democrático. Viven en él alrededor de un millón y medio de ciudadanos árabes en igualdad de derechos. No permitiremos que nadie haga el mal por nacionalismo o por religión.

Salimos de la crisis económica mundial y retornamos al florecimiento.
Nuestra cultura es renovadora y, a la vez, tradicional. La democracia israelí es activa, no descansa ni un minuto; ni en tiempos de guerra se detiene. El éxito de Israel no puso fin a sus peligros. No tenemos apetito de tierras ajenas. No tenemos voluntad de controlar a otro pueblo, pero tampoco podemos cerrar los ojos. Nuestra voluntad nacional es tajante: llegar a la paz con nuestros vecinos.

Damas y Caballeros:
Como bien saben, Israel apoya el principio de «Dos estados para dos pueblos».
Pagamos el precio de las guerras. No dudamos de pagar el precio por la paz.
También en el presente estamos dispuestos a ceder territorios por llegar a la paz con los palestinos, que levanten un estado para ellos, independiente, próspero y en paz.
Al igual que nuestros vecinos, nos identificamos con los millones de iraníes que se ubican contra la dictadura y la violencia. Como ellos, negamos el gobierno fanático, que contradice la declaración de principios de Naciones Unidas; un gobierno que hace oír amenazas de aniquilamiento, acompañado por reactores y misiles nucleares y despliega el terror en su país y en otros.

Ese gobierno representa un peligro para el mundo entero.

Es nuestra voluntad aprender de la Unión Europea, que liberó al continente de 1.000 años de guerra y amarguras y permitió, a los jóvenes de Europa, cambiar el odio de sus padres en fraternidad. Es posible aprender de su experiencia, soñar con un Medio Oriente cuyos estados se liberen del conflicto de sus padres a favor de la paz de sus descendientes; crear una economía regional moderna que combata los peligros actuales, comunes a todos: hambre, enfermedades, desierto, terror; crear una cooperación científica que mejore el nivel de vida y su calidad.

Nuestro D-os común es el D-os de la paz, no el de la guerra.

Mis Honorables,
Estoy aquí, frente a ustedes, como un hombre que cree en sus fuerzas y en nuestras fuerzas de aportar a la creación de una nueva historia. Creo que la paz está al alcance de la mano. Las amenazas sobre Israel no desviarán su corazón de la paz.

Estoy aquí hoy, frente a ustedes, como el hijo de un pueblo que aspira a aportar todo lo que puede a un mundo iluminado y transparente, en el que un hombre para otro hombre, sea un hombre.

El Día Internacional de Recordación de la Shoá es un día de unidad y entendimiento; un tiempo de educación y esperanza.

Comencé con el Kadish de duelo y finalizaré con Hatikva:

No se habrá perdido nuestra esperanza;
la esperanza de dos mil años,
de ser un pueblo libre en nuestra tierra:
la tierra de Sión y Jerusalén.

Nos tomaremos el permiso y, estoy seguro, que ustedes también lo harán, de soñar el bienestar y cristalizar los sueños.