Holocausto

Sabes lo que es esto?


Millones de seres humanos fueron incinerados aquí, la inmensa mayoría JUDÍOS.
¿Por criminales? ¿Un castigo? No, ¡¡¡¡SIMPLEMENTE POR SER JUDÍOS!!!!
CUESTA DE CREER, VERDAD?
PUES PASÓ, EN LA CULTA Y REFINADA EUROPA, SIGLO XX,
¡¡¡ANTE EL SILENCIO CÓMPLICE DEL RESTO DEL MUNDO!!!

Una vez, una amiga cristiana sintió tanta vergüenza ajena que calculó cuántas oraciones debería rezar al día por cada uno de los judíos asesinados allí. El resultado fue más de 500 Padrenuestros y aún así no le alcanzaría su vida para dedicarle una oración a todos. Su nobleza me emocionó. Holocaust

Exposición Naturaleza del Hombre en el Museo Tel Aviv

La Naturaleza del Hombre

Tzadok ben David expone actualmente sus esculturas en el Museo de Tel Aviv.

La exposición consta de dos espacios, el superior contiene enormes láminas de acero y aluminio, mientras que la inferior alberga 24.000 figuras de flores y plantas distribuidas en 140 m2 bajo el nombre de «Campo Negro».

El artista realiza sus obras en metales duros trabajados manualmente con herramientas mecánicas. Sus obras parecen filigranas – su padre era engarzador de profesión.

Las figuras humanas encierran insinuaciones de árboles en su interior «… porque el hombre es el árbol del campo…»

Pulsa aquí para abrir la presentación TZADOK BEN DAVID – TLV MUSEUM

Pintores judíos de Polonia

Para acceder a la presentación abrir aquí Jewish_painters

HISTORIA DEL ARTE JUDÍO

Los pintores judíos no comenzaron a ser conocidos hasta la segunda mitad del Siglo XIX, cuando sus correligionarios pudieron al fin gozar del movimiento de Emancipación que se manifestó por esa época en Europa. Anteriormente pocos judíos se habían consagrado a la pintura por el hecho de que su condición social no les permitía hacerlo libremente y que su religión prohibía la representación de las figuras humanas. No siempre esta prohibición fue respetada al pie de la letra, ni siquiera en la antigüedad y todavía menos en la Edad Media como se puede constatar perfectamente mirando los libros relacionados con los rituales tradicionales.

El Décimo Mandamiento, que representa uno de los principios básicos del Judaísmo, decretó que no debían representarse los dioses con estatuas o las imágenes que se hallaran bajo los cielos, sobre la tierra o sobre el mar. Este texto recuerda también a sus seguidores que no representarán la imagen de Dios de ninguna manera, ni crearán estatuas que representan los símbolos o imágenes de hombre o mujer y aun de animales vivos sobre la tierra. (Deutéronomio 4:16 – 18).

Este Mandamiento tuvo una influencia considerable sobre el curso de la historia del arte judío, restringiendo o inhibiendo su pleno desarrollo.

Durante los siglos siguientes, las autoridades talmúdicas o rabínicas tuvieron tendencia a reforzar este decreto y condenaron la mayoría de las veces las representaciones de imágenes por idolátricas.

Sin embargo, las Escrituras contienen referencias al arte y a sus ejecutantes. En Éxodo 31:3- y Éxodo 35:31-34 se hallan elogios explícitos en favor de los maestros artesanos del Templo, como esta afirmación por ejemplo: «los dotó del talento para ejecutar toda esta obra de artesano, de artista”. Y en el Rabat 133b se descubre el consejo de glorificar lo divino a través de bellos objetos.

Por otra parte, las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en Israel permitieron constatar que los judíos de los tiempos antiguos no se abstenían de representar imágenes. En realidad, el Décimo Mandamiento fue interpretado de diversas maneras a pesar de la censura de los rabinos. Ha habido gran variedad de formas de representaciones visuales que permiten ver hoy que durante ciertos períodos las comunidades judías y sus artistas llegaron a vivir y trabajar eludiendo las prohibiciones. Los ricos mosaicos encontrados en las sinagogas de la Galilea y los extraordinarios murales de la Sinagoga de Dora Europeos (Siria) que datan del siglo III den., así como algunos escritos que están relacionados con lugares de culto tienden a demostrar que el arte visual jugó un cierto rol en la vida de los judíos en diferentes épocas. Sin embargo, el arte judío sufrió luego un largo ciclo de decadencia antes del período de la Emancipación, a principios del Siglo XIX.

De hecho, los pintores de comienzos del Siglo XIX ignoraron los principios religiosos prohibiendo la representación de imágenes y trabajaron fuera del marco religioso. No obstante, como se indica en “la Historia del Arte judío” (World ORT Unión), las artes visuales, en particular, el arte figurativo, se convirtieron con la Emancipación en transmisores importantes del judaísmo con la representación de los aspectos de la cultura y la historia judías como se puede comprobar especialmente en las obras de Chagall o Kitaj.

Marc Chagall - Paris


Los partidarios de la Haskalá, que obraron en favor de la Emancipación, impulsaron a los artistas a hacer abstracción de los preceptos religiosos a riesgo de sufrir el anatema de los sectores ortodoxos. La corriente por la cual se inclinaron numerosos artistas llevó entonces al fenómeno del expresionismo judío el cual impulsó un verdadero ímpetu de renovación a la representación de los símbolos, signos y ritos de la cultura judaica.

Gracias a la Haskalá y a la nueva mentalidad de estos artistas, el mundo del arte prestó una nueva dimensión a la mentalidad de esos artistas, luego de 1870, de los que emergieron pintores como Jozef e Isaac Israëls, Edouard Moyse, Isidore Kaufmann, Mauricy Gottlieb, Simeon Solomon, Gustav Bauernfeind, Max Liebermann, Abel Pann, Lesser Ury, Yehuda Penn, Marc Chagall, Henry Hayden, El Lissitzky, Amedeo Modigliani, Julius Pascin, Chaïm Soutine, Moïse Kisling, Jankel Adler, Eugène Zak, Chana Orlov, Louis Marcoussis, Marcel Janco, Mané-Katz, Moshe Castel, Reuven Rubin, Nahum Gutman, Marcel Dyf, Pinchus Krémègne, Michel Kikoïne y tantos otros.

Hacia 1880 no hubo más de una treintena de buenos pintores judíos que trabajaban en Europa. Cincuenta años más tarde, su número se había decuplicado pero la edad de oro sólo duró tres décadas entre 1910 y 1940, es decir, hasta el momento de la invasión de Europa por las tropas nazis.

Con la llegada de la guerra, las persecuciones se generalizaron inmediatamente en los países ocupados y el Holocausto causó la desaparición de numerosos artistas de talento. Cuando terminó el conflicto la idea de ver por fin nacer a una escuela judía de pintura se había desvanecido y eso a pesar del éxito mundial obtenido por Chagall. Después de su muerte, en el único lugar donde tuvo lugar un surgimiento artístico equivalente al período anterior a la Shoa, fue en Israel donde numerosos pintores han tratado a menudo temas vinculados con las tradiciones del Judaísmo y su folklore.

Génesis

Siempre hay un comienzo en lo que concierne a toda escuela de pintura y para los pintores judíos, el verdadero comienzo tuvo lugar dentro del marco determinado por el academicismo. Durante la primera mitad del Siglo XIX se pintaron retratos y algunos paisajes, fueron muy escasos los temas elegidos relacionados con la vida en el seno de la comunidad.

De hecho, las prohibiciones en la producción artística judía, concernían a la representación de imágenes, existía una fuerte inclinación, muy largamente practicada, hacia un arte judaico pleno de símbolos y signos, los pintores que se ocuparon de la vida judía no fueron numerosos. Además varios pintores no judíos, como Rembrandt, doscientos años más tarde habían realizado los retratos de numerosos rabinos y pintado numerosas escenas del Antiguo Testamento

Así, Jozef Israëls se dedicó a pintar típicas escenas holandesas y muy raramente temas judíos en tanto que Camille Pissarro, quién era judío estuvo exclusivamente ligado al movimiento impresionista y no produjo obras inspiradas por sus orígenes.

Más tarde, Modigliani, un judío italiano, se instaló en París donde encontró su propio estilo que se hallaba completamente alejado de las tradiciones judías. Lo mismo puede decirse de Hayden, Kisling, Pascin y Soutine. De los maestros que se convirtieron en los fundadores de la Escuela de Paris y su relación con el judaísmo no puede percibirse más que a través del modo de expresión y de la utilización de colores que los hizo inscribirse en un movimiento determinado. Había en ellos un verdadero sentimiento específicamente judío, que se trasuntó en muchas obras ya que estos pintores, lo quisieron o no, permanecieron ligados en su mayor parte a sus raíces familiares y a los países de dónde venían.

Ellos fueron como expatriados a Paris, Berlin o Viena que se convirtieron en sus nuevos lugares de residencia, pero permanecieron unidos por sus afinidades y formaron una comunidad unida con otros emigrados no judíos como Picasso, Juan Gris o Kandinsky. Sin embargo, para los franceses continuaron siendo extranjeros y solamente una minoría llegó a sentirse parte de su nueva patria. Sin embargo, el período caótico de la Segunda Guerra Mundial no tardó en recordarles sus orígenes y que ser judío y aún cristiano con un padre o un abuelo judío, constituía una terrible desventaja a través de toda la Europa ocupada.

Marc Chagall no fue diferente de esos artistas aunque adoptó una aproximación diferente en su manera de trabajar. Muy conocido por sus raíces judías, pintó la escena que le recordaba su juventud en el Shetl y durante toda su carrera, su inspiración estuvo largamente ligada a la Biblia. Contrariamente a Chagall, Moïse Kisling en Paris o Henryk Kuna en Polonia, con todo y pese que ambos nacieron en familias judías, vivieron y trabajaron completamente fuera del contexto judaico.

Sería sin embargo inexacto pretender que los artistas judíos no comenzaron a manifestarse más que en el siglo XIX. De hecho a pesar del Décimo Mandamiento, decretando que estaba prohibido erigir estatuas y señalando que no podían posternarse ante ellas o adorarlas, los judíos que Vivian en Tierra Santa hace dos mil años y más aún, se tomaron la libertad de erigir esculturas en sus calles o decorar sus casas con imágenes figurativas.

Se debe señalar por otra parte que la religión había hecho una excepción concerniente al Arca sagrada en el Templo de Jerusalem pues había sido adornada con querubines. De hecho, el arte judío encuentra su fuente en la construcción del Primer Templo que estimula directamente su desarrollo durante el Siglo IX antes de la Era Cristiana.

El mismo rey Salomón ignoró el décimo Mandamiento ya que instaló en el templo una fuente imponente de bronce llamada « El Mar » apoyada sobre doce bueyes esculpidos.

Durante los siglos siguientes, hubo un cierto desarrollo del vocabulario visual decorativo pero la caída del Imperio Romano y el advenimiento del Islam terminaron por escindir a la comunidad judía en dos grupos geopolíticos diferentes.

En el mundo cristiano, los manuscritos iluminados fueron abiertamente producidos en el seno de la comunidad judía, especialmente en el sur de Europa. Esta tendencia fue totalmente diferente durante los siglos XII y XIII en Alemania, donde los representantes del nuevo movimiento ascético y místico de los Hasidim se opusieron a todo tipo de ambición estética. De hecho las figuras humanas en los manuscritos de la región del Rhin fueron mostradas con caras de pájaros o reemplazadas por cabezas de animales.

En el mundo islámico, los judíos orientales terminaron rápidamente por respetar los preceptos de la religión musulmana que prohibe las imágenes figurativas y partiendo de allí, los artistas se limitaron a producir las representaciones puramente decorativas hechas de líneas, de símbolos, de curvas o de elementos caligráficos.

Gottlieb - Autorretrato

En cualquier caso, los manuscritos iluminados de la Edad Media producidos en el mundo cristiano han testimoniado el talento de los artistas judíos que trabajaron entre 1100 y 1500. Estos manuscritos fueron probablemente herencia de una tradición muy antigua pero las huellas históricas de tal tradición que podrían remontarse hasta casi los primeros siglos de nuestra era, desaparecieron con la destrucción de veinte mil manuscritos judíos en un incendio que tuvo lugar entre los años 1240 y 1248.

Además de los manuscritos iluminados, los objetos rituales judíos comenzaron a ser elaborados a fines de la Edad Media como los janukiot de Jánuca, las placas de la Torá, las cajas de especias, las lámparas, los cubiletes y los candelabros. Estos objetos eran así capaces de demostrar que los judíos tenían un cierto gusto por el arte.

Las numerosas comunidades fueron también las que construyeron las sinagogas que fueron ricamente decoradas mientras que algunos de sus miembros encargaron manuscritos ilustrados para su propio uso personal. No existe de hecho un arte judío en un plano convencional en relación a otras corrientes artísticas marcadas por las influencias griegas, romanas, góticas, francesas, alemanas flamencas o italiana. Tampoco los artistas que produjeron en la Edad Media, los manuscritos iluminados judíos, fueron exclusivamente judíos.

En el mundo cristiano, el Renacimiento permitió la emergencia de nuevos ideales artísticos y de nuevos valores a nivel estilístico. Ciertos cambios sobrevenidos en los siglos XV y XVI influyeron así sobre el arte judío y condujeron a su transformación. Fuera de la Menorah, cuya existencia se remonta a los tiempos bíblicos, los otros objetos de ritual, como los rimmonim (adornos de los Rollos de Torá) las copas para el Kidush y los tejidos bordados fueron producidos por artesanos que rivalizaron en audacia artística. Algunos objetos fueron decorados con elementos figurativos como las imágenes de Abraham, de Moisés o de Arón. Luego, la religión del Libro fue rápidamente atraída por la invención y desarrollo de la imprenta durante los siglos XV y XVI. Numerosas obras fueron impresas y especialmente los libros conteniendo imágenes como los de la Meguila Esther, la Hagadah de Pesaj o los certificados de matrimonio. (Ketuba).

Los historiadores piensan sin embargo que el arte judío no pudo adquirir jamás una base estilística coherente en razón del contexto histórico y geográfico, un poco caótico, en el cual los judíos se hallaban establecidos.

Las diversas comunidades tuvieron que adaptarse a las diferentes situaciones según los lugares donde vivían y de hecho, en la Diáspora el arte dependía del desarrollo de las comunidades así como de la elección de las influencias que tomaron de las otras tradiciones.

En razón de las persecuciones que sufrieron y también de las condiciones de existencia tan precarias en las que vivieron, los miembros de las comunidades judías de Europa ni soñaron con poderse consagrar exclusivamente al harte al menos antes del siglo XIX. En el siglo precedente, no había más que un número limitado de artístas judíos en actividad, en Inglaterra y Alemania particularmente. Es necesario precisar que entre ellos había un buen número de conversos al cristianismo, como el alemán Marquard Treu quién fue el origen de una dinastía de pintores.

Con la Emancipación, el arte judío tomó otra dimensión. Las esferas sociales y culturales que habían estado por tan largo tiempo cerradas a los judíos se abrieron progresivamente y ahí fueron numerosos los que optaron por una identidad moderna separando su existencia ciudadana de la vida religiosa.
Durante un cierto tiempo, los artistas trataron sobre temas relacionados con sus comunidades pero con el paso de los años, fueron cada vez más numerosos los que los ignoraron. Se puede observar la obra de Chagall por una parte y la de Pissarro por la otra, que no pintó nunca un tema judío en su vida. Los pintores de origen judío que ejercieron su talento a fines del siglo XIX olvidaron la continuidad de las tradiciones del judaísmo y se dedicaron en sus obras a los temas universales o contemporáneos. Esto no significa que esto limitó el crecimiento de un arte judío, su actitud demostró que podían desempeñar un papel importante en el desarrollo o la creación del arte moderno, y nadie negará que su contribución fue excepcional.

A pesar de todo, el debate sobre el arte judío, continuará suscitando controversias en cuanto a demostrar si ha existido o no. La artesanía judía no provoca por su parte ningún debate en cuanto a su existencia mientras que algunas personalidades pusieron en duda la existencia de una arte judío, como Martin Buber o el crítico de arte Harold Rosenberg.

Paradojalmente fueron los nazis los que durante los años 1930 se encargaron de fustigar la existencia de un arte específicamente judío calificándolo de «arte degenerado». Instituyeron un verdadero pogrom artístico a través de toda Alemania, destruyendo las obras de artistas judíos donde organizaban las exposiciones. Denunciando que este arte, que otros artistas no judíos también practicaban, representaba tendencias que como el cubismo o el expresionismo fueron juzgados también como subversivos por el Nuevo Orden europeo que el Tercer Reich pensaba hacer durar mil años.

Sin embargo, si se quiere hablar de un arte puramente nacional será siempre una definición incorrecta o errónea cuando se habla de arte, tanto de los judíos como de los que no lo son. El arte de carácter ashkénazi que se desarrolló a partir del Siglo XIX, como de otras escuelas extranjeras, debe reconocerse que tuvo sus verdaderos orígenes en París.

Fuente: L’ENCYCLOPEDIE DES PEINTRES ET SCULPTEURS JUIFS. Par Adrian Darmon ©

Extraído de: Milim cultural

Avances científicos y tecnológicos de Israel

tecnologia

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Avances cientificos y tecnologicos de Israel 2

NATANIA, no sólo por su belleza

Natania
NATANIA

El hermoso y fértil Valle del Sharon es el lugar de emplazamiento de una de las más hermosas ciudades de veraneo en Israel. Natania, ubicada al borde de verdes acantilados sobre el Mediterráneo, es una ciudad jardín, de clima agradable y suaves brisas de mar.
Situada a medio camino entre Tel Aviv y Haifa, Natania es el punto de partida de paseos diarios a todas partes del país. A la tarde, los cines, discotecas y confiterías en las veredas brindan entretenimiento, además de los conciertos que se lleva a cabo durante los meses de verano en el anfiteatro situado al lado del acantilado. Unas vacaciones en Natania son el pasaporte para el entretenimiento y descanso de todo turista.

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Los Adoquines Dorados de Berlin

adoquinesStolpersteine es el nombre del proyecto que se extiende por diversas ciudades de Alemania y por las calles de Europa, creado por el artista nacido en Berlin Gunter Demnig en 1947 y residente en Colonia.

El proyecto llenará las calles de Berlin de adoquines dorados para rendir homenajes personales o familiares a las víctimas del Holocausto.

Adoquines2Cuando la gente que pasea por las calles de Berlin los ve, brillando con su color dorado, o cuando tropiezan con ellos porque sobresalen ligeramente de la superficie del suelo, cuando intentan leer lo que está grabado en ellos, sin darse cuenta inclinan la cabeza.

Solo entonces perciben que exactamente allí, frente a ese edificio o negocio, una vez vivió un judío que fue víctima del Holocausto.

Los adoquines del artista alemán Gunter Demnig fueron depositados allí para romper la rutina de nuestras vidas y obligarnos a recordar.

El artista graba uno por uno los nombres de cada una de las víctimas en los adoquines y reconoce que a veces le caen lágrimas de los ojos cuando conoce el destino de las víctimas.

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«Para mí es importante que esto no se convierta en una fábrica industrializada del recuerdo, por eso lo hago casi todo solo».

El proyecto surgió en una exposición de Gunter Deming a principios de los años 90. Entonces extendió por primera vez una cinta de 16 kilómetros por el camino que sirvió a los nazis en mayo de 1940 para transportar a 1000 gitanos de la ciudad de Colonia (Köln) al oeste de Alemania a los vagones del tren que viaja en dirección al este hacia los campos de exterminio.

«Era un ensayo general antes de exterminar a los judíos», explica Demnig el alcance del acontecimiento.

Los alemanes querían examinar cómo se podía transportar personas en camiones a las rampas y de allí a los trenes que posteriormente transportaron millones de judíos a la muerte.Adoquines3

Traducción: Silvia Schnessel

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La independencia de Israel

Para ver esta magnífica presentación de Sharon Goteiner, pulsa aquí La independencia de Israel con perspectiva histórica

Un lugar en el bosque, cuento de Baal Shem Tov

Disfruta de este cuento de Baal Shem Tov, en voz de Jorge Bucay.
Para abrir el ppt pulsa aquí. Baal Shem Tov-un-lugar-en-el-bosque

baal shem tovFilosofía Judia: El Pensamiento de Baal Shem Tov

Israel ben Eliezer, mejor conocido como Baal Shem Tov (1700-1769) o Besht (Maestro del Buen Nombre) fue, sin duda alguna, uno de los líderes espirituales más destacados dentro del judaísmo. El movimiento que fundó, conocido como Hasidismo, provocó una revolución espiritual en la vida de los judíos de Europa oriental del siglo XVIII, la misma que tuvo repercusiones importantes en los siglos posteriores.

Historia

Baal Shem Tov nació en 1700 en la ciudad de Okup, en la frontera entre Polonia y Turquía, en una región conocida como Podolia. Huérfano a muy corta edad quedó bajo la protección de los líderes de su comunidad. A los 12 años fue ayudante de maestro en el heder (escuela religiosa elemental) al que asistía. Posteriormente trabajó como shamash (ayudante en la sinagoga) y durante la noche se dedicó a estudiar, abocándose principalmente a la Cabalá (misticismo judío).

A los 18 el Baal Shem Tov decidió abandonar su ciudad natal para establecerse en Tlust, cerca de Brody (Galicia, en Polonia), donde trabajó como maestro. Por su personalidad magnética y su perspicacia logró convertirse en una especie de guía al que se acercaban muchos en busca de consejo. Más adelante contrajo matrimonio y junto con su esposa emigró a un pequeño pueblo en los Cárpatos donde reveló su inclinación por la soledad y su amor por la naturaleza. En sus paseos por los campos y los bosques comprendió que el culto religioso debía realizarse a través de la alegría, en contraposición a la disciplina rigurosa.

A través de su amistad con campesinos del lugar conoció los secretos medicinales de plantas, hierbas y raíces y se convirtió en consejero tanto de hombres humildes como acaudalados dedicándose a los remedios homeopáticos.

Siete años después, establecido en Tlust como maestro y curandero, obtuvo el título de Baal Shem Tov (BESHT) o «Maestro del Buen Nombre». Visitó comunidades vecinas en su misión «curativa». En 1740 emigró a Medziboz, cerca de las fronteras de Polonia, Ucrania y Lituania, y su fama se extendió. A través de sus discípulos -rabinos, cantores, líderes de comunidades- se diseminó su mensaje y su influencia. Con él surge el movimiento Hasídico que fue adquiriendo popularidad entre los judíos de Europa oriental al actuar como antídoto contra el árido racionalismo que impedía el flujo del pensamiento religioso creativo.

A pesar de no tener preparación de rabino el Baal Shem Tov comenzó a predicar proclamando su misión de amor por Dios, por la Torá (Pentateuco) y por el hombre. Fue un conocedor de la psicología individual y grupal. Comprendía a la gente y deseaba comunicarse con ella en un lenguaje accesible para todos. Los «milagros» que se le atribuyen pueden ser explicados en términos psicológicos. Algunas de las enfermedades que «curaba» eran de carácter psicosomático. La verdadera cura. decía, se obtenía por el arrepentimiento, por la oración sincera desde el corazón y a través de la invocación a la piedad divina.

Su Filosofía

El sistema religioso enunciado por el Baal Shem Tov gira en torno al concepto de Dios. El principio de devekut (adhesión) debe existir en todos los actos del hombre. El hombre debe reverenciar al Creador no sólo en los servicios religiosos sino también durante sus relaciones sociales, de trabajo y familiares. «El amor a Dios debe ser como el amor entre hermanos o entre una madre y su hijo, no como el amor entre esposos o amantes. Los primeros pueden demostrar su amor tanto en público como en privado, mientras que los últimos deben hacerlo sólo en privado. No debemos imitar a aquellos que dicen que el amor hacia el Todopoderoso debe demostrarse sólo en la sinagoga o en nuestros hogares».

El Baal Shem Tov impartía meditaciones y homilías accesibles a los iletrados sobre el poder de la oración y la importancia de cada palabra. En esta línea la oración establece un puente de unión entre el Hombre y su Creador. Su significado no reside en la súplica a Dios ni en los contenidos formales de las plegarias, sino en las intenciones y aspiraciones del alma que pueden expresarse en simples actos de bondad y amor hacia sus semejantes.

La música jugaba un rol decisivo en la vida comunitaria y la danza formaba parte de un esfuerzo por expresar la alegría en el culto. Dios exige del hombre no lamentaciones sino un espíritu jovial y un corazón lleno de fe y esperanza.

La Kavana (concentración) para acercarse a la divinidad es también esencial. Se requiere de un gran esfuerzo del hombre para sobreponerse a la plenitud de la realidad exterior y poder así expresar el amor a los que lo rodean. El amor por Dios así como su contraparte, el temor o la reverencia, se encuentran vinculados a través de la concentración en el culto.

Para él existían dos tipos de temores. El primero, el externo, es al castigo e induce al hombre a arrepentirse. Es entonces cuando puede llegar al interno que consiste en el temor a desagradar al Creador.

No todos los seres humanos son capaces de alcanzar un alto grado de devoción a Dios. El Baal Shem Tov reconoce la existencia de individuos superiores cuyas cualidades espirituales son mayores que las de otros seres humanos y que tienen un mayor grado de devekut y los considera como un canal a través del cual fluye la gracia divina. Para cumplir con su misión estos hombres, conocidos como tzadikim (sabios, piadosos), deben mantener contacto con el mundo material que los rodea. La tarea del tzadik es la de enseñar al pueblo el culto divino y estimular el arrepentimiento de los pecadores. Está al centro de su comunidad y mantiene un vínculo espiritual único con Dios y colabora en la restitución y elevación del alma.

Su Mensaje

Desde el primer momento de su trayectoria hasta convertirse en el «Maestro» de un incontable número de discípulos, el Baal Shem Tov actuó bajo la premisa central de que la comunión con Dios no se limita a un selecto y aristocrático grupo, sino que es privilegio de todos los seres humanos. Esta idea deriva de la afirmación atribuida a Hillel (sabio del siglo I): «Un hombre ignorante no puede ser piadoso». Con el objeto de proveer un antídoto contra la arrogancia de muchos de los estudiosos de la época, el Baal Shem Tov impulsó a las masas a creer en su facultad de profesar sentimientos religiosos auténticos. A través de su acercamiento a campesinos, carpinteros y sastres, les permitió comprender que Dios los amaba.

Para Baal Shem Tov el amor es el elemento fundamental en la vida del hombre. Debemos, por ello, abarcar el amor por Dios, por el judaísmo y por la Torá (Pentateuco), luchando a la vez por optimizar nuestra condición física para combatir a las inclinaciones malignas.

De acuerdo con su actitud hacia la humanidad y el mundo rechazó la creencia en el «mal absoluto» afirmando que «cuando el hombre bueno percibe al malvado se regocija en su propia bondad», porque «el ser humano noble y puro sólo ve en otros la bondad». Así mismo, inmerso en su amor por el hombre se opuso radicalmente a los sermones para reprender a los pecadores y propuso un fácil arrepentimiento para aquellos que sinceramente lo profesan.

En ese orden de ideas para el Baal Shem Tov la humildad sincera contrasta con el orgullo. Por ello, el hombre que sirve a Dios no tiene espacio para la arrogancia y no debe perseguir el respeto de los demás. Expresó, a la vez, su oposición a los lujos y la ostentación.

Su Legado

El principal legado del Baal Shem Tov es la creación del Hasidismo. La alegría se convirtió en el leitmotif de su movimiento. En contraste con el ascetismo y esoterismo de las prácticas cabalísticas comunes entre las élites místicas, inculcaba un método de integración a las ocupaciones mundanas a donde siempre estuviera presente la alegría. Si el universo está lleno de la gloria divina, afirmaba el Baal Shem Tov, los mitnagdim (término hebreo que significa oponentes) y los ascéticos estaban equivocados al rechazar la alegría, así como los placeres y la belleza del mundo. Consideraba que el placer físico podía llevar al placer espiritual. El ascetismo sólo debía practicarse para llegar a la autodisciplina, hasta que el hombre lograra vencer las inclinaciones malignas.

La doctrina predicada por el Baal Shem Tov implicaba un gran desafío para los judíos de esa época. Muchos sectores religiosos promovían el ascetismo y apoyaban la práctica de ayunar los lunes y los jueves. Este y cualquier castigo corporal era rechazado por los hasídicos ya que conducía a la melancolía y la depresión. Las diferencias en las prácticas religiosas los separaron de sus adversarios, los mitnagdim. Los hasidim utilizaban un cuchillo más filoso durante la matanza ritual, por lo que no comían en otras casas y se basaban en un libro de rezo distinto, con lo cual debían conducir un servicio religioso separado.

Durante años los hasidim fueron perseguidos por los mitnagdim quienes temían que se convirtieran en una secta herética. Rechazaban, además, la tolerancia hasídica hacia los horarios de rezo (claramente establecidos dentro de la ley judía), ya que para el Baal Shem Tov no se debía legislar sobre las horas precisas para realizar las tres oraciones diarias porque para rezar con devoción no se debía tener conciencia del reloj.

Así mismo el Baal Shem Tov enfatizó constantemente la importancia de mantener una buena condición física y de llevar un ritmo de vida normal: «No consideres que el tiempo que empleas en comer y dormir es gastado en vano. Tu alma descansa en esos intervalos y renueva su trabajo sagrado con mayor entusiasmo…Podrás estar libre de pecados pero si tu cuerpo no está sano, tu alma estará demasiado débil para servir a Dios. Mantén tu salud y preserva tu energía».

Su mensaje no se encuentra en sus escritos sino en el trabajo de sus discípulos y seguidores quienes recopilaron sus enseñanzas. Veinte años después de su muerte su discípulo Jacob Joseph presentó cientos de sermones y homilías que aprendió del Baal Shem Tov. Las leyendas sobre su vida y su obra lograron distorsionar su carácter histórico. Los relatos sobre sus milagros se han convertido en parte integral de la atmósfera hasídica aumentando la admiración de sus seguidores y estimulando a sus oponentes.

A lo largo de los siglos el movimiento hasidico ha evolucionado y adquirido inmensa popularidad a pesar de la hostilidad de ciertos sectores. Durante el siglo XIX cristalizó en un sistema único que fue institucionalizado. Con el advenimiento del nazismo en Europa numerosas comunidades de hasidim fueron destruidas, pero algunos de sus líderes encontraron refugio en Estados Unidos impulsando el resurgimiento de esta corriente.

En la actualidad existen diversas agrupaciones hasidicas. Entre las más conocidas se encuentra el movimiento de Lubavitch, establecido en Brooklyn, N.Y. bajo la dirección del rabino Menachem Mendel Schneerson (17° líder desde la fundación de este grupo a fines del siglo XVIII).

Fuente: http://jinuj.net/

SHANÁ TOVÁ 5770 (2009)

Para abrir esta original presentación musical en yidish y en inglés pulsa aquí y espera un ratito a que se cargue SHANA TOVA 2009

Berlín judía, ayer y hoy

290807BER210Una presentación de Guy Shachar, excelente fotógrafo israelí, sobre la presencia judía en Berlín hoy y la huella del holocausto nazi en la ciudad y alrededores. Incluye la sinagoga, los museos del Holocausto, los cementerios…

Pulsar en el enlace de abajo Berlin_Jewish_Journey