Venezuela: El Centro Wiesenthal denunció una campaña antisemita de las cadenas HispanTV de Irán y Telesur

 Itongadol.- “El ‘eje Teherán-Caracas’ fomenta el antisemitismo a través de las Américas por medio de estas cadenas satelitales en idioma español”, aseguró Shimon Samuels, Director de Relaciones Internacionales del Centro Wiesenthal, sobre HispanTV, el servicio iraní de noticias en castellano, y la cadena de noticias venezolana Telesur, luego de que ambas reportaran que “Israel utiliza el pretexto de la ayuda humanitaria en Nepal para encubrir el tráfico de 25 bebés”.

El libelo cita a ONGs no identificadas para sostener que “hay 25 bebés nacidos de madres de alquiler que han gestado a sus hijos a cuenta de israelíes que han ido a recuperarlos. 15 han nacido por encargo de la transnacional israelí Tammuz, una empresa al servicio de parejas israelíes que no pueden tener hijos, en particular los homosexuales”
El despacho original de HispanTV fue luego reproducido por Telesur
“El ‘eje Teherán – Caracas’ pervierte aún la ayuda humanitaria a víctimas de desastres naturales como, en este caso, el terremoto en Nepal. Del mismo modo lo habían hecho luego de la catástrofe en Haiti en 2010, cuando acusaron a la delegación humanitaria de médicos israelíes de extraer órganos humanos. Por medio de estas cadenas satelitales en idioma español, Irán fomenta el antisemitismo a través de las Américas, del mismo modo en que apoya el terrorismo internacional, niega el Holocausto y desarrolla su programa nuclear”, manifestó Samuels.
Y añadió: “HispanTV y Telesur actúan como los herederos del periódico de propaganda nazi ‘Der Stürmer’. Su editor, Julius Streicher, se sentiría orgulloso de un legado tan vil».

Por su parte, Sergio Widder, Director para América Latina del Centro Wiesenthal, manifestó que en la organización se enorgullecen «de la ética judía representada en este caso por la ayuda humanitaria israelí..

Los sefardíes en la independencia de Venezuela

Por: Gerardo Dorante

La presencia de judíos en territorio venezolano fue detallada por el historiador Manuel Pérez Vila, quien señaló, que en 1569 llegó a Borburata el conquistador Pedro Malavé De Silva, al frente de unos 300 hombres, los cuales la mayoría eran “marranos conversos,” expulsados de varias ciudades europeas de dominio español por orden de los reyes católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, ningún judío negado a convertirse al catolicismo, podía permanecer en territorio español después del 30 de junio de 1492. Hubo una prórroga hasta el 2 de agosto de ese año por lo que es bastante probable que también hubiese judíos entre los aventureros que acompañaron a Colón en su primer viaje.
Por distintas razones, llegaron más tarde judíos de Livorno (Italia), para radicarse en la isla de Cayenne (de posesión holandesa). La conquista de Recife por los portugueses que traían las Leyes del Santo Oficio, y la conquista de Cayenne por los franceses, poco tolerantes con los judíos, empujaron a muchos de éstos a emigrar a Nueva York y Curazao. Pero algunos de estos judíos originarios de Livorno, viajaron desde Curazao hasta Tucacas para establecer en 1693 la primera comunidad judía registrada en Venezuela. A partir de 1708 comienzan a llegar a Tucacas, que era el puerto comercial más importante de Venezuela, judíos holandeses provenientes de Curazao. Son hostigados por los españoles y se marchan, pero regresan un tiempo después para organizarse como comunidad bajo la presidencia de Samuel Hebreo. En Tucacas se erige la primera sinagoga en tierra venezolana, pero en 1720 las autoridades españolas arrasan con el poblado judío y le prenden fuego.
La historiadora Paulina Gamus Gallegos, señala: “En un documento español fechado en 1743 se pide vigilar la presencia de judíos que en gran cantidad se trasladaban entre las orillas del Amazonas y del Orinoco. Eran judíos establecidos en Nueva Zelandia, nombre de una posesión holandesa ubicada en la región del Esequibo.”
Bolívar y Mordechay Ricardo

Cuando se inicia la guerra de independencia en Venezuela, la simpatía de la comunidad hebrea en la isla de Curazao, estaba a favor de los patriotas venezolanos. En su mayoría eran comerciantes que se oponían a las políticas monopólicas de la corona española, aunado a ello los sentimientos de los judíos expulsados de España y Portugal eran contrarios a los intereses del imperio español en el nuevo continente. La prueba de ello se presentó en el año 1812, año duro para la causa patriótica; por la pérdida de la primera República y la capitulación del general Francisco de Miranda con Monteverde el 25 de julio de 1812.
Entre las causas que condujeron a la capitulación figura la caída de Puerto Cabello, fortaleza que estaba a cargo del joven Simón Bolívar. El libertador es obligado a huir a Curazao, el escritor Lovera De Sola en su obra: “Curazao, escala en el primer destierro del libertador” lo estampa de la siguiente manera: “Cuando la goleta Jesús, María y José, tomó rumbo a Curazao y se alejó del puerto de La Guaira, su pasajero Bolívar, viendo las montañas que se perdían en el horizonte, necesitó pensar acerca de su futuro.
Bolívar permanece en la isla y se hospeda en Curazao en la casa del judío Abraham de Meza. Surge entonces un personaje estudiado con cautela y respeto por quienes a él se refieren: se trata del abogado Mordechay Ricardo, de origen sefardita y quien, según todos los indicios, facilitó a Bolívar su propia residencia en la cual parece haber existido una excelente biblioteca.”
La amistad de Mordechay Ricardo con Bolívar fue mantenida a través del tiempo y mostrada en activa correspondencia. El abogado Ricardo, años más tarde (1814), también dio albergue a las hermanas de Bolívar, María Antonia y Juana Bolívar, cuando ambas huían del terror desatado por José Tomás Boves.
Por su parte el historiador y catedrático venezolano Roberto J. Lovera De Sola resalta la gran influencia positiva a las ideas bolivarianas de su amigo sefardí Ricardo en Bolívar. “Durante su permanencia de dos meses en Curazao, Bolívar logró curar, gracias a Mordechay Ricardo y sus amigos curazoleños, su angustia, su interior enfermo, recobrar nuevas fuerzas y ponerse de nuevo, con los hondos bríos, en aquello a lo cual había jurado dedicar su vida: la independencia de Sudamérica”.
Judíos con ideales bolivarianos

En la rica biblioteca de Mordechai Ricardo, Bolívar pasa días enteros consultando libros y documentos hasta escribir el Manifiesto de Cartagena.
David Castillo Montefiore, también judío de Curazao, fue uno de los importantes financistas de la Guerra de Independencia y Joshua Naar le hacía llegar dinero a Bolívar, por intermedio del Almirante Brión.
Ya en 1818, Joseph Curiel, quien años más tarde sería uno de los fundadores de la comunidad judía de Coro, se presentó ante Bolívar en Angostura, para ofrecerle el apoyo de los judíos del Caribe, hecho que no se limitó al aspecto económico ya que en la guerra de Independencia intervinieron, como militares activos: Benjamín Henríquez, nacido en la isla en 1784, participó en la Campaña Admirable y en la expedición de los Cayos. En 1816 fue enviado a Curazao por Simón Bolívar con el fin de reclutar hombres para el ejercito patriota trabajando activamente por la independencia de Venezuela, por lo que fue detenido, posteriormente fue dejado en libertad por petición del Consejo de la isla y enviado al exilio por considerarlo el gobierno insular persona peligrosa. De regreso a Venezuela se incorpora al ejército del libertador y en 1818 fue ascendido a teniente coronel. Samuel Henríquez otro judío que alcanzó el grado de capitán y Juan Bartolomé De Sola, general de brigada.
Durante toda la guerra de independencia, los comerciantes de Curazao, incluyendo a los judíos, jugaron un papel importante en el suministro de armas y pertrechos a los ejércitos patriotas
Azriel Bibliowicz: profesor de la universidad nacional de Colombia, señala que el 6 de mayo de 1819 el gobierno de la Nueva Granada emitió un decreto por el cual se acordaba a los “miembros del pueblo hebreo” el derecho de establecerse en su territorio con garantías de libertad religiosa, lográndose que el 22 de agosto de 1821 fuese abolido el Tribunal de la Inquisición, permitiendo que numerosas familias judías de Curazao, donde se vivía una fuerte depresión económica, se trasladaron a Colombia y Venezuela estableciendo estructura a la nueva comunidad.
Luego de una larga y cruenta guerra, la independencia de Venezuela quedó sellada en el campo de Carabobo el 24 de junio de 1821. El gobierno de la naciente república hubo de enfrentar el construir el devastado país, repoblar los vastos espacios de su geografía y normar la nueva legislación de acuerdo a los principios de igualdad y justicia dones preciados por los cuales dieron sus vidas nuestros libertadores. Ese mismo año, en el mes de agosto específicamente, el nuevo gobierno bolivariano decretó la abolición de la inquisición. La libertad religiosa fue garantizada posteriormente en 1830, al modificarse el artículo 22 de la Constitución vigente en ese entonces.
Ya para 1829, se había firmado un tratado entre Holanda y la Gran Colombia (incluida Venezuela), según el cual se garantizaba a los súbditos holandeses en el territorio de la Gran Colombia, la libertad de practicar la religión sin ser molestado. Esto permitió que muchos judíos curazoleños buscaran nuevos horizontes en otros lugares.
Los judíos sefardíes fueron llegando a Caracas como a otras ciudades de las costas venezolanas como Puerto cabello y Barcelona, pero fue en Coro, donde tuvo lugar el asentamiento judío más grande e importante.
En el año 1988, el Gobierno de Venezuela agradeció el apoyo de Curazao y a la comunidad judía, por su participación a la gesta independentista, con la emisión de tres estampillas relacionadas con el gran amigo del Libertador, Mordechai Ricardo.
Comunidad judía en Coro

En cuanto a la comunidad hebrea en Coro, Paulina Gamus Gallegos, escribió: “En Coro ya había algunos judíos desde el siglo XVIII. Para el año de 1831 vivían allí David Maduro, Joseph Curiel, Isaac Abenatar, Gabriel Abenatar, Samuel Maduro, Joshua López, Elías Curiel y familias de apellido Brandao, Álvarez, Henríquez, Correa, Fonseca, De Lima, Salcedo, Morón, Pereira, López, Capriles, Hoheb, Sénior, etcétera. Pronto estos judíos asentados en Coro alcanzarían gran prominencia comercial e industrial y por su participación estelar en la vida científica, cultural, en la política, en la diplomacia y en el periodismo. Destacan las figuras de Elías David Curiel, autor del himno del Estado Falcón, poeta, periodista, colaborador de El Cojo Ilustrado. Salomón López Fonseca, uno de los mejores poetas de su generación, David Curiel, promotor de la ciencia farmacéutica, José David Curiel, su hijo, Presidente de la Corte Suprema del Estado Falcón y de la Asamblea Legislativa. En Coro se inaugura, en 1832, el primer cementerio judío en tierra venezolana, que es hoy patrimonio histórico de la ciudad.”
En la misma, la catedrática Paulina Gamus, continúa señalando: En un país asolado, primero por la guerra de Independencia y luego por las luchas intestinas que llevaron a la Guerra Federal, la prosperidad de los judíos de Coro provocó no pocas envidias. En 1833 y en 1855 se producen violentos ataques contra esta comunidad, con saqueos y destrucción de sus propiedades.
Según Isidoro Aizemberg, en su importante obra “La comunidad judía de Coro, 1824 – 1900. Una historia.”Reseña que los disturbios anti judíos ocurridos en esa ciudad tuvieron su origen, en gran medida en la herencia católica de la población coriana. En situación de crisis económica o de malestar político y social se busca el chivo expiatorio a quien culpar, en este caso a la minoría judía que habitaban en Coro”. Por la situación muchos regresaron a Curazao; pero en 1859 el gobierno venezolano, por presiones de Holanda, los indemnizó y los invitó a regresar. Volvieron para continuar en su emprendedora labor en todas las áreas del quehacer humano.
Como elemento curioso, nunca construyeron una sinagoga sino que los rezos se hacían en las casas de las familias más prominentes. Tampoco crearon alguna escuela que les permitiera educarse en su tradición. Con el paso del tiempo fueron perdiendo sus nexos con la fe de sus antepasados y entraron en un proceso asimilatorio hasta desaparecer como comunidad judía. De ella apenas quedan unos pocos que se mantienen como judíos, pero sus apellidos de trascendencia no solo local sino nacional son testimonio perenne de la influencia determinante que tuvo esa comunidad.
Judíos de todos los tiempos en el desarrollo de Venezuela

En la segunda mitad del siglo XIX, hubo marcado interés de los gobiernos de Antonio Guzmán Blanco y Joaquín Crespo por atraer inmigrantes al país. Se hacía mediante contratos que el gobierno otorgaba y con la designación de agentes consulares idóneos. Los judíos Abraham J. Lasry, Enrique B. Levy y Alejandro Mondolfi, este último de origen italiano, cumplieron esas tareas. En las dos últimas décadas de ese siglo, comenzó a llegar al país una inmigración judía proveniente del norte de Marruecos, especialmente de Tetuán. Enrique B. Levy será uno de los fundadores, en 1907, de la Sociedad Benéfica Israelita que apenas tiene una duración de dos años. En 1930, Alejandro Mondolfi preside la Asamblea que acordará la constitución de la Asociación Israelita de Venezuela, institución que hasta hoy agrupa a la comunidad sefardí del país.
Los apellidos de esos nuevos inmigrantes son, entre otros, Levy, Cohén, Taurel, Obadía, Benacerraf, Sabal, Ettedgui, Pariente, Coriat, Benshimol, Bendayán, Sananes, Benzecri, Benmergui, Benaim, Pilo, Carciente, Benarroch. Se encuentran con una comunidad judía, la de origen curazoleño holandés, en vías de extinción por el proceso asimilatorio, pero el choque cultural impide los nexos entre ellos. Los recién llegados se establecen mayormente en Caracas, como también en La Guaira, Puerto Cabello, Carúpano, San Fernando de Apure, Río Chico, Valle de la Pascua, Maracaibo, Barcelona, Villa de Cura, Barquisimeto, Los Teques, La Victoria y Maracay.
A finales de los años veinte y mediados de los treinta del siglo pasado, la crisis económica que se vive en el mundo, adquiere dimensiones de miseria en el Medio Oriente. Comienzan a llegar al país, judíos provenientes de Palestina (Israel), Siria, Líbano y también de Turquía, Grecia y Bulgaria. Se les llama bajo el nombre de “turcos” ya que provenían de los antiguos dominios del Imperio Otomano.
El mismo año de 1930, llegan algunas familias askenazíes, es decir judíos originarios de Europa que en su mayoría se expresaban en idish, una lengua derivada del alemán ó bien en este idioma. Las relaciones intercomunitarias eran difíciles, por razones idiomáticas, culturales y hasta por el acento y entonación de sus oraciones.
A finales de la década de los 30, logran arribar al país algunos judíos que han podido escapar de lo que ya se vislumbraba como el propósito del régimen nazi de exterminarlos.
Una circular girada por la Cancillería venezolana a todos sus consulados en el Exterior, prohíbe expresamente otorgar visas a judíos. Al concluir la Guerra en 1945, llegó un número importante de sobrevivientes originarios de Rumania, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Yugoslavia, Grecia, Austria y Alemania. Muchos cambiaron sus apellidos para poder ingresar al país ya que se mantenía vigente la antes mencionada circular emanada por la Chancillería del país.
A partir de 1948, con la creación del Estado de Israel, se produce una emigración masiva de judíos desde países musulmanes, en donde la presencia de estas comunidades había sido milenaria. Llegan a Venezuela desde Egipto, Siria y Líbano, y al proclamarse la independencia de Marruecos, en 1956, se produce una importante inmigración de judíos que venían de Tetuán, Tánger, Melilla, Ceuta y otras ciudades del Norte de África donde el español era el idioma predominante. Los nuevos inmigrantes se encontraron con instituciones ya consolidadas, con sinagogas y con un colegio comunitario. De inmediato se incorporaron a la vida judía y a las actividades comerciales e industriales.
Los integrantes de las distintas inmigraciones judías que llegaron a Venezuela, se dedicaron en su gran mayoría, al comercio, pronto, muchos incursionaron en actividades industriales y financieras.
El primer banco del país, llamado Banco de Venezuela y creado por decreto del Presidente José Antonio Páez, fue fundado por Isaac José Pardo Abendana, judío sefardí proveniente de Altona, ciudad alemana cercana a Hamburgo. Llegó a Venezuela, con solo 17 años de edad en el año 1841. Además de banquero, fue un prominente jurista con participación protagónica en la redacción del Código de Comercio, lo que le valió una condecoración del presidente de la época Guzmán Blanco.
En todas y cada una de las diferentes disciplinas, ha sido notable el aporte de profesionales judíos en las diversas áreas del desarrollo y de la modernización del país.
Los avatares de la historia y los cambios sufridos por el pueblo judío a lo largo de su accidentada y sorprendente historia, condujeron a estos hombres y mujeres emprendedores a un largo periplo que los trajo a tierras venezolanas, donde efectivamente han dejado huellas. La mayoría no profesan la fe judía, pero conocen sus orígenes y están orgullosos de ello. En el presente viven entre nosotros una comunidad con deseo de seguir aportando para el desarrollo sustentable y productivo de la nación con ideas de libertad como los de sus antepasados que también dieron sus vidas por los ideales bolivarianos, dejando sendas imborrables que muchos ignoran, pero otros los recordaran como los héroes desconocidos de la independencia.
Bibliografía:
Benshimol Levy Abraham: Los Sefardíes, vinculo entre Curaçao y Venezuela.
Gallegos Gamus Paulina: La Comunidad Judía de Venezuela, distintas culturas, una sola fe.
Tomás Polanco Alcántara: Simón Bolívar: ensayo de una interpretación biográfica a través de sus documentos. Mérida, Venezuela.
Lovera De Sola, Curaçao, Escala en el primer destierro del Libertador.
Isidoro Aizemberg, “La comunidad judía de Coro, 1824 – 1900. Una historia.

 

Reflexiones sobre Antisemitismo

El mundo no judío – miles de millones – no nos «perdonan» por ser judíos y además a muchos les corroe el alma que de nuestras entrañas de judíos, surgiera la semilla del cristianismo, como fue el Rabino Jesús de Nazareth.

Es la misma semilla, por la cual los últimos Dignatarios de la Iglesia Católica nos han absuelto de un decidio no cometido y es la que me hace afirmar que, mientras haya judíos que, orgullosos de serlo, queremos trascender y perpetuarnos por los siglos de los siglos.

Hubieron muchos intentos para eliminarnos de este planeta tierra, y hasta hoy, no lo consiguieron.

El más actual y peligroso está en las mentes y los corazones de los Ayatolas de Irán cuyo ejecutor, el Presidente iraní Ahmadinejad, está destilando la locura de terminar los intentos de un alienado histórico como fue Adolfo Hitler.

INTRODUCCIÓN

Con motivo de cumplirse el 65 aniversario del Holocausto, incalificable acontecimiento histórico por la increible e inhumana tarea de exterminio de la comunidad judía por el nazismo.

En razón de ello, diversas manifestaciones y textos escritos, orales y televisivos se han difundido con el solo fin de mantener latente la memoria.

La memoria, no solamente para que en la conciencia de los seres humanos no renazca otra posibilidad de repetir los crímenes más inhumanos que los nazis supieron imprimir a la historia de este mundo tan controversial.

La memoria debe estar viva para recordar hasta dónde la mayoría de los pueblos y sus gobernantes permanecieron indiferentes a la tragedia increible que le tocó soportar, sin chances, a la comunidad judía de Alemania en principio y en el resto de los países de Europa ocupados por los nazis.

Una vez más fue, es y si nada hacemos, será, que el antisemitismo y el antijudaísmo no cuentan con una mayoría en contra, de seres humanos cuya sensibilidad y honorabilidad les despierte en su conciencia, hoy más que nunca y de una buena vez por todas, la actitud que aliente a reivindicar al judaísmo de todas las naciones de la tierra.

La garantía que hoy puede ofrecer al judaísmo en la Diáspora, el Estado de Israel, no es suficiente.

Si asi fuera, alienados y desaforados como el descontrolado Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el desequilibrado iraní, Ahmedinejad o el mismo Presidente Zapatero en España, no tendrían luz verde y posibilidades de dar rienda suelta a sus reacciones inhumanas e incomprensibles anti judías y anti israelíes.

Mientras que en el mundo entero estas actitudes no las tomen debidamente en cuenta. Si en la hipótesis renaciera otra posibilidad de reeditar el Holocausto, con la escondida convicción de que lo que les suceda a los judíos, no es su problema y además que somos los judíos los que alimentamos las controversias por las cuales, en general, no nos quieren.

Lo inaudito es que los judíos en muchas ocasiones hemos brindado a la humanidad todo nuestro desinteresado y generoso aporte para mejorar las condiciones de vida, de educación y sentido de la libertad, desde todo lo que puede surgir de personas que creen que la bondad será siempre superior a la maldad.

¿POR QUÉ A LOS JUDÍOS? (III)

Tengo ante mi una nota con una de las tantas blasfemas del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez contra los judíos y sobre todo, contra el Estado de Israel.

Nada es nuevo, como que tampoco están presentes las instituciones democráticas reaccionando ante manifestaciones irracionales cargadas de odio.

Algunos personajes donde el antisemitismo es una premisa sin solución de continuidad, son como portadores de una muletilla que de alguna manera les sirve como descarga de su propia impotencia.

Pero a los judíos se nos plantea, cada vez con mayor intensidad, el problema irresuelto de: ¿quién nació primero, el huevo o la gallina?

¿Qué hubiera sido del judaísmo sin tanta persecución, discriminación, asesinatos, Holocausto y cuantas calamidades que el pueblo judío viene soportando desde su embrión como pueblo, nación, grupo étnico o por su simiente religiosa que germinó desde sus raíces, hasta el tiempo que el Mundo siga siendo este Mundo?

La presencia de Dios es la religión que con la Biblia afirma que El es uno solo y que a El y solo a El, los judíos rendiremos cuentas desde la impertérrita Tierra hasta el más Allá.

Pero el antisemita o antijudío, sea Chávez, Zapatero o Ahmadinejad, está contaminado por sentimientos donde predomina la maldad pura y donde por sus corazones corre sangre corroida por el mal.

Cuando mencionamos al mal, estamos en un problema, ¿podrá el bien de los buenos y bien intencionados contrarestar la maldad del malo?

En principio creemos que no, ya que el poder y la fuerza del odio es contaminante y transmisible, sobre todo cuando el mal tiene a mano a quienes culpar de los resultados de malas políticas de estado, malas cosecuencias por errores cometidos o cuando la razón se nubla y deja lugar a instintos perversos.

Ante estas circunstancias ¿por qué razón los anti prescindirán de los que durante miles de años fuéramos la esponja que se chupaban las maldades que seres humanos que pueden, sin cargos de conciencia, arremeter, esquilmar y matar y solo sobre sus alforjas llevan el pecado y la conciencia sucia y culpable, sin advertir que Dios los está observando?

Nos preguntamos ¿por que a los judíos? cuando en la realidad son muchas las minorías que sufren las consecuencias de la maldad de los que más poder tienen, motorizados por ambiciones sin límites.

El caso es que nos importan todos los hechos que surgen desde una semilla de maldad y que dan como consecuencia que las dos terceras partes de la población mundial no cuente con lo indispensable para una vida mejor y digna.

De un 15 a un 20% de la población mundial, no solamente sufre la pobreza, son mucho peores la indigencia y las enfermedades no contempladas por las sociedades responsables y que resultan inadmisibles desde cualquier punto de vista.

Volvamos a los judíos. Somos el 0.02 % de la población mundial y hemos logrado construír un Estado que en sesenta años se convirtió, proporcionalmente, en una de la primeras potencias más avanzadas del mundo.

¿Por que no lo consiguen aquellos que solo sufren de carencias en todo sentido?

Porque, por la gracia de Dios, no están revestidos de la mística judía, razón por la cual, nos odian más de lo que nos quieren.

Los pobres e indigentes de diferentes sociedades, no son perseguidos, agredidos y discriminados como son y lo fuimos los judíos.

A los carenciados e indigentes no les llegan los mismos efluvios que fortalecieron a los judíos a lo largo de tantas persecuciones.

A los judíos nos vinieron matando por judíos, los otros se van muriendo solos y sin ayuda, por lo que nuevamente la pregunta: ¿por qué a los judíos?

Si buscáramos una explicación racional, debiéramos examinar las consecuencias de las epopeyas judías, que nos da la razón a todos aquellos que jamás descansaremos sobre los resultados, ya que nunca dejaremos de incursionar buscando desentrañar los misterios de la vida y el por qué de nuestra sobre vivencia.

Intuimos que siempre obtendremos respuestas desde los misterios de la vida, donde se confunden los genes cargados de lo bueno y lo malo.

Una gran mayoría de los judíos, estamos dentro de la barrera de los buenos, si los malos no intentan llegar a ser buenos, los judíos haremos que los buenos seamos siempre más que los malos.

Espero haber respondido a los judíos temerosos del supuesto poder de los Chávez y a mi propia pregunta ¿Por qué a los judíos? con la humildad de la verdad.

Manuel Lichtenstein.

OTRO SI DIGO: Yo como vos estoy encanutado en la noble terea de poner mi pecho ante este creciente anti isrealismo. Lo hago según mis posiblidades, que no son muchas ya que son solamente metrallas intelectuales, pero con la convicción que sigo los impulsos más del corazón que de mi mente.- Manolo.-

Venezuela: El primer cementerio judío de Sudamérica es reacondicionado

Martes, 27 de octubre de 2009
por José Luis Piczenik

CEMENTERIO SEFARDITADías pasados se informó de la decisión de llevar adelante el reacondicionamiento del más antiguo camposanto hebreo del continente.

Días pasados la prensa comunitaria venezolana informó de la decisión de la Asociación Israelita de Venezuela y el Centro de Estudios Sefardíes de Caracas junto a una empresa privada de llevar adelante el reacondicionamiento del más antiguo camposanto hebreo del continente.

Es una constante histórica que con el asentamiento de un grupo comunitario en el planeta, se produce la adquisición de tierras para la construcción de un cementerio propio donde se mantenga la tradición judía. El cumplimiento de los ritos que acompañan la pérdida de un ser querido se mantiene históricamente a partir de la sepultura que el patriarca Abraham le efectuara a su esposa Sara adquiriendo un lote de manos de los hititas, este hecho bíblico se reproduce en la memoria y el corazón de todas las comunidades hebreas en el devenir de los tiempos.

La llegada de los primeros sefardíes a las costas venezolanas se produjo desde la isla caribeña de Curaçao. Estos pioneros nacidos en Marruecos, Salónica, Túnez y Amsterdam desembarcaron en el continente movidos por lazos comerciales y a partir de 1830 posibilitaron la instalación de una pequeña comunidad en la ciudad de Coro, ubicada en el Estado de Falcón, al noroeste del país. Años antes el libertador Simón Bolívar había abandonado tierras venezolanas – tras la caída de la primer república – y se había exilado en Curaçao donde encontró apoyo de la incipiente comunidad local en su intención de volver a tierras firmes. Son muchos los referentes judíos que apoyaron la cruzada libertadora. Mordechai Ricardo, Ricardo y Abraham Meza, David Casteló Montefiore, Benjamin Henríquez y Juan de Sola son algunos de los nombres que proporcionaron ayuda militar y económica a la cruzada independentista contra la persecución de fe que llevaba adelante la corona española. La supresión definitiva del santo oficio en el Virreinato de Nueva Granada (Colombia y Venezuela) el 3 de Setiembre de 1821 fue uno de los más tardíos del continente.

David Hoheb, quien luego se transformaría en alcalde segundo municipal y juez de la ciudad y Joseph Curiel, primer mohel de Venezuela, son considerados los primeros pobladores curazoleños que se instalaron en Coro.

En 1831 la ciudad contaba con 19 cabezas de familia judías que desarrollaban el comercio mayorista y la representación de empresas extranjeras. La comunidad coriana se mantuvo aislada, sin jefe espiritual y rápidamente se integró a otras culturas generándose una fuerte asimilación entre sus integrantes. Sin embargo la fundación del primer cementerio judío del país, constituido hoy en el más antiguo del continente es un testimonio único en la historia de la colectividad. Otras necrópolis como la de Brasil en el Siglo XVII, el Bet Haim Bleinheim en Curaçao en 1659, el de Surinam o el de la ciudad de Barcelona en Venezuela desaparecieron no quedando a la fecha rastros de los mismos. En otras zonas del continente las inhumaciones se realizaban en sitios de tradición británica o germánica.

El once de Enero de 1832, con el deceso prematuro de la hija del matrimonio entre Joseph Curiel y Debora Levy Maduro, se produce la primera sepultura del lugar. Se afirma que Curiel había adquirido esos terrenos y fue el precursor de la construcción del mismo. Joseph Curiel fue Presidente del Consejo de Instrucción Publica y de la Corte Suprema del Estado de Falcón con su Asamblea Legislativa constituyéndose en un entusiasta colaborador de Simón Bolívar a quien se unió en 1818 en Angostura brindándole el apoyo de los judíos del Caribe a su gesta emancipadora. Muchos judíos corianos se destacaron en sus disciplinas recordándose a Elías David Curiel, autor del himno del Estado de Falcón, reconocido por sus influencias cabalísticas y su defensa por el hebraísmo; Salomón López Fonseca (descendiente del Rabino holandés Isaac Aboab da Fonseca) procurador municipal y poeta de la época y David Curiel afamado farmacéutico que instaló el primer comercio del ramo en la ciudad y lo regentó hasta 1872 además de impulsar fuertemente la ciencia farmacéutica en el país.

El camposanto cuenta con 165 tumbas y se destaca un sector del mismo llamado “rincón de los ángeles”. En él se desarrollan esculturas de bronce y mármol realizadas por afamados artistas de la época, hecho totalmente inusual en un cementerio judío, donde la tradición prohíbe la existencia de imágenes. Las esculturas evocan motivos arquitectónicos, de naturaleza viva, figuras mitológicas, ángeles helénicos que marcan tendencias de moda en las primeras décadas del siglo 19. Muchas lápidas carecen de caracteres hebreos y la orientación de su construcción es en dirección oeste, situación diferente a la marcada por la ley judía que ubica sus tumbas hacia tierra santa. El piso ajedrezado, las figuras y la simbología masónica imperante recuerdan la pertenencia de muchos judíos corianos a esta organización filosófica mundial. El ingreso al terreno se produce a través de un portón ancho, con un palier techado que desemboca en el campo. Una marcada estrella de David de color dorada adorna su frente de la calle Zamora y 23 de Enero en las afueras de la ciudad.

En la primera mitad del siglo 19 la comunidad no tenía más de doscientos integrantes. En los años 1833,1855 y 1900 sus miembros sufrieron fuertes persecuciones, muchos de ellos huyeron a Curaçao de donde regresaron años más tarde para continuar con sus labores en la ciudad. La comunidad fue lentamente decreciendo y la falta de un liderazgo religioso y cultural coadyuvó a la pérdida de identidad hebrea. Sus integrantes nunca construyeron un templo identificado con la fe mosaica y las ceremonias se desarrollaban en la casa de Abraham Mordejai Senior, lugar donde se inauguró el primer Sefer Torá del país. Dicha residencia fue vendida en el año 1986 al gobierno de la Nación quien la transformó en un museo público.

Producto del abandono y el vandalismo, el lugar sufrió el pasaje de los años y en 1970 fue la Asociación Israelita de Venezuela en conjunto con el Ministerio de Obras Públicas de la Nación quienes se ocuparon del referido monumento histórico y cerraron las obras realizadas con un acto religioso. En el año 2003 se lo declaró patrimonio cultural del municipio de Miranda y un año después se lo designó monumento regional histórico del Estado de Falcón incluyéndolo en la red internacional de cementerios con valor de patrimonial universal.

Recientemente por acuerdo refrendado con la Constructora Sambil se logrará la refacción de algunas de las tumbas existentes y del muro medianero sur así como del techo del palier de ingreso al mismo. El cementerio es actualmente custodiado por la fundación para la preservación del patrimonio hebreo del Estado de Falcón, institución dirigida por el señor Hernán Henríquez López Fonseca. La ciudad con algo más de 100.000 habitantes encuentra en el lugar una referencia obligada de miles de turistas que visitan la región y el país. Bien vale entonces la evocación de un mausoleo que es testigo fundamental de la historia judía del continente.

Fuente: EL RELOJ

El drama de los «venejews»

aventura-mall-Por DANIEL SHOER ROTH

Un paseo por Aventura Mall este fin de semana terminó por deprimirme cuando encontré a los padres de un viejo amigo que me contaron las penas y dilemas por los que atraviesan los judíos en Venezuela.

Al igual que para los judíos cubanos o jewbans, Miami es la capital del exilio de los judíos venezolanos, a quienes en el futuro, vaticino, nos llamarán venejews. Entre ambos grupos resaltan similitudes.

Como sucedió en Cuba con Fidel Castro, la cifra de los judíos en Venezuela ha disminuido drásticamente desde que Hugo Chávez asumió el poder. La comunidad hebrea ha sido objeto de invectivas provenientes del mismo presidente y de medios oficialistas. Lo que me induce a cuestionar, ¿cuál es el destino de la vibrante comunidad judía en esa tierra que refugió a mis antepasados y que siempre sirvió de modelo para la diáspora judía?

“Hay un hecho real, un gran número de la comunidad se ha ido de Venezuela”, me comentó Abraham Levy Benshimol, el presidente de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela.“Cuanto más gente se pierde, más problemas para mantener nuestras instituciones”.

Este éxodo acarrea dos consecuencias inevitables. Entre el contingente de expatriados se encuentran líderes que eran vitales para el funcionamiento y desarrollo de la comunidad. Por otra parte, como son tantos los que han emigrado, las donaciones han disminuido, y a las instituciones les es más difícil asistir a los miembros más necesitados, que son quienes no tienen recursos para irse del país.

Las cifras de judíos en Venezuela varían. Medios internacionales como el Jerusalem Post han informado que la comunidad ha decrecido de 30,000 integrantes en su mejor momento a 9,000 actualmente, según los cálculos más conservadores. Sin embargo, un censo conducido por el demógrafo israelí, Sergio Della Pergola, durante comienzos de los 90, concluyó que la comunidad no llegaba a 20,000. Confirmé, además, con directivos no autorizados a declarar a los medios, que en el sistema educativo comunitario — que abarca desde el kínder hasta la secundaria — la cantidad de alumnos se ha reducido a la mitad en la última década.

Uno de los aspectos que más preocupa a los judíos es precisamente la educación de sus hijos. La semana pasada, el gobierno chavista aprobó una oscura Ley de Educación que otorga al estado un poder exagerado de intervención en los currículos de las escuelas privadas. Eso sin contar las materias de adoctrinamiento sobre el “Socialismo del siglo XXI” que serán obligatorias.
La ley también prevé que los consejos comunales participen en la administración y supervisión de las escuelas, dándole a las personas no capacitadas en el área educativa la potestad de influir en estos asuntos.

Por otra parte, persisten temores de que el gobierno aplique las restricciones a la enseñanza religiosa y la instrucción de idiomas extranjeros como el hebreo, que son vitales para garantizar la continuidad de la vida judía en cualquier lugar de la diáspora.

Esta incertidumbre ha intensificado en los últimos seis meses la emigración de judíos que se ve reflejada en las escuelas hebreas de Miami, donde se ha notado un incremento significativo en las inscripciones de niños venezolanos, me dijo Chaim Botwinick, presidente del Centro para el Avance de la Educación Judía de Miami. La agencia también ha recibido llamadas desde Venezuela de familias averiguando las opciones educativas que se ofrecen aquí.

“No tengo futuro en Venezuela para mis hijos”, me comentó una madre de tres niños — de 9, 6 y 2 años –, que vive en Caracas y se encuentra en Miami de vacaciones.

“Desde lo que pasó en enero con la sinagoga, los judíos ya no nos sentimos seguros en Venezuela” , confesó la mujer en referencia a la profanación de la Sinagoga Tiferet Israel.

Como ella, la mayoría de los judíos en Venezuela teme pronunciarse contra el gobierno públicamente por miedo a la retaliación. La comunidad prefiere pasar desapercibida en tiempos difíciles, me explicó Pynchas Brener, el rabino principal de la Unión Israelita de Caracas.

“La comunidad debe reaccionar con energía frente a cualquier atropello de carácter antisemita, provenga de donde provenga, porque el silencio sólo anima a quienes desean descalificarnos”, opinó Brener.

Fuente: http://www.miamiherald.com/news/americas/venezuela/story/1192687.html