El gobierno de Uruguay envía señal de apoyo a la comunidad judía

El gobierno envió ayer la señal de que las desavenencias que la anterior administración tuvo con Israel cuando criticó el año pasado los ataques de ese país a la franja de Gaza quedaron definitivamente atrás.

encendido velas Shoá

Sobreviviente enciende una vela en memoria de las víctimas del Holocausto. Foto: A. Martínez

Anoche envió una delegación de alto nivel al acto con que la Comunidad Israelita del Uruguay recordó los 70 años del final de la Segunda Guerra Mundial y la liberación de los campos de concentración. El vicepresidente Raúl Sendic y el subsecretario de Relaciones Exteriores, José Cancela, participaron del encendido tradicional de velas en recuerdo de las víctimas del holocausto. Sendic dijo que debía recordarse siempre a esas víctimas y el esfuerzo de los países que derrotaron al nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Y señaló que esta semana recibió a integrantes de la comunidad judía que le agradecieron el reforzamiento de las medidas de seguridad en sus distintos centros sociales.

En el acto participó la embajadora israelí, Nina ben-Ami que recordó el rol que tuvo Uruguay al apoyar la creación del Estado de Israel que, dijo, tiene que ser «fuerte y seguro» porque es «el hogar de todos los judíos del mundo».

Al acto asistieron el integrante del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado, Max Sapolinski, el senador del Partido Independiente, Pablo Mieres, el diputado nacionalista Jaime Trobo, el director general de la Cancillería, Bernardo Graiver (cuyo nombramiento fue interpretado precisamente como una señal de acercamiento a la comunidad judía uruguaya), la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, el director de Desarrollo Económico de la Intendencia de Montevideo, Luis Polakof y el embajador de Argentina, Dante Dovena. También estuvieron representantes diplomáticos del Reino Unido, Francia, Rusia y Estados Unidos, como representantes de los países aliados triunfantes de la Segunda Guerra Mundial.

La conmemoración consistió en la rememoración del Holocausto en el que murieron 6 millones de judíos mediante un video que mostraba las condiciones de vida en los campos de concentración. El video también incluía testimonios de sobrevivientes de esos campos que se radicaron en Uruguay y de jóvenes judíos uruguayos que recalcaban la importancia de seguir recordando lo ocurrido para evitar que vuelva a suceder y para que ningún otro pueblo sufra un genocidio. Los asistentes cantaron La canción de los partisanos que recuerda la resistencia de quienes estaban en el ghetto de Vilna (Lituania).

Las tradicionales velas fueron encendidas por los sobrevivientes Meir Markowicz, Catalina Jakter, Werner Schindler, Miriam Bek, Ester Segal, León Poplawski y Alejandro Landman a quienes acompañaban hijos y nietos además de Sendic y Cancela en representación del gobierno.

Se calcula que en Uruguay viven unos 20.000 judíos. La Comunidad Israelita del Uruguay fue creada en 1932 y en 1940 se creó el Comité Central Israelita conformado por la comunidad mencionada y otras tres (la Nueva Comunidad Israelita, la húngara y la sefaradí). Hoy es presidido por Sergio Gorzy. El comité es la principal institución representativa de los judíos uruguayos. Sus estatutos fueron aprobados por el Ministerio de Educación y Cultura en 1942.

Se considera que los primeros judíos llegaron a Uruguay hacia 1896 desde países vecinos. Entre 1927 y 1942 lo hicieron unos 19.600. Antes del ascenso del nazismo en Alemania ya habían llegado judíos de Hungría y otros que huían de la persecución de los zares de Rusia y del Imperio Otomano. Los primeros inmigrantes trabajaron en la industria frigorífica, en los tranvías, como vendedores ambulantes y en talleres de confección. La mayor parte de la colectividad judía vive en Montevideo aunque hay una comunidad en Paysandú.

Fuente: Enlace Judío México 

Matthias Sindelar, la dignidad primero

Elegido ‘Futbolista Austríaco del Siglo XX’, su legado va mucho más lejos de la maravillosa selección que comandó: fue un canto a la dignidad.
Por PABLO ARO GERALDES

Austria quedaba más lejos de Uruguay en 1930 y, como otros países europeos, decidió no acudir al primer Campeonato Mundial. Sobran crónicas que lo señalan como el mejor fútbol de entonces. La Selección guiada por Hugo Meisl era llamada Wunderteam, el equipo maravilla. En su estilo fino y coordinado, comparado con una orquesta vienesa, se destacaba un largo y desgarbado violinista: Matthias Sindelar.
Era tan flaco y alto que parecía quebrarse, su imagen débil le valió el apodo de Papierene, el hombre de papel. Pero su fragilidad no importaba cuando paseaba la pelota junto a su pie derecho.
Había nacido el 8 de febrero de 1903 en Kozlov, una aldea morava que pertenecía al Imperio Austro-Húngaro. Único hijo varón entre tres hermanas, tuvo su mejor amigo en un balón que hacía correr por las calles de Viena, donde no pasó desapercibido… A los 15 años empezó a vestir la casaca del Herta y a los 20 ya era la figura del gran FK Austria, con el que ganó tres copas nacionales en los primeros tres años. En el club, ligado a la comunidad judía de Viena, conoció a su mujer, Camila Castagnola, hija de judíos italianos.
En 1926 debutó en la Selección, donde empezó a deslumbrar a Europa. En 1931 fue el summum: Austria humilló a Escocia 5-0 en Glasgow. Para el Mundial de 1934, el Wunderteam era candidato al título mundial, pero tuvo un escollo mayor que la gran Selección Italiana en semifinales. Varios testigos aseguraron que el régimen fascista de Roma había amenazado a los árbitros, y el gol de Guaita fue el único que figuró en el score. Los dos de Sindelar no fueron cobrados por offsides. Mal sancionados, claro.
Los sueños del equipo austríaco debían esperar cuatro años, hasta el Mundial Francia ‘38. Pero no pudo ser. En marzo de ese año, el III Reich invadió Austria y en abril hubo un referéndum entre la población: el 99,73 % de los austríacos estuvo de acuerdo con la anexión. Claro, en la papeleta se debía poner una cruz en un gran casillero que decía o en uno más pequeño el NO… ¿Manipulación? Eso no era nada, se debía votar delante de los oficiales de la SS y entregarles la boleta en la mano. Austria se convirtió en la provincia de Ostmark. Ya no era un país, no podía jugar el Mundial.
Para Hitler, tal como pretendió hacerlo con los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, una victoria germana sería una gran propaganda para su delirio de la ‘raza superior’. Como los mejores futbolistas eran los austríacos, podía echar mano a ellos. Ahora, Alemania era la favorita para el Mundial. Pero Sindelar, de 35 años, alegó una lesión para no ponerse la camiseta con la cruz swastika ni hacer el repugnante saludo nazi.
Antes de la copa, el Führer organizó un ‘amistoso’ para celebrar el Anschluß, la ‘unificación’: Alemania (con los mejores jugadores del Wunderteam) contra Austria. Sindelar se curó de golpe para vestir la casaca de su país, aun en condiciones desiguales. Sabía que si Austria ganaba ante los ojos de Hitler, estaría en problemas. Pero a veces el hombre prefiere ser leal a su corazón: el viejo Matthias jugó el mejor partido de su vida y marcó los dos goles ante la escuadra nazi.
Lo ‘invitaron’ nuevamente a jugar el Mundial para Alemania, pero se negó. Entró a las listas negras. Nausch, el capitán de Austria, logró huir a Suiza junto a su esposa judía. Sindelar y su mujer no pudieron. Ya no lo dejaron jugar, tampoco andar por la calle… Los nazis ofrecieron recompensa a quien los delatara. Tuvieron que esconderse. La persecución se hizo feroz, insoportable. Los judíos encarcelados eran llevados a campos de concentración; el futuro era negro.
Todo se hubiera ‘resuelto’ poniéndose la camiseta alemana, pero el deseo de ser digno fue más fuerte. El holocausto estaba por comenzar, pero él no lo iba a conocer. Era 23 de enero de 1939; sabía que girando la llave del gas no podía impedir el tremendo horror que se venía. Pero ya no iban a sufrir. Cuando la policía nazi encontró los dos cuerpos, prohibió todo tipo de manifestaciones: 40 mil vieneses desafiaron al terror y acompañaron a Sindelar y a Camila hasta el cementerio. El correo colapsó ante los miles de telegramas de condolencia que llegaron desde toda Europa.
Como pudo, de un modo triste y sin retorno, el mejor jugador del mundo le hizo una gambeta al horror y a la locura de Hitler.

Yshai Shaer en Uruguay


La Embajada de Israel en Uruguay tiene el agrado de invitarlos al concierto que ofrecerá el joven y talentoso pianista israelí Ishay Shaer, el próximo miércoles 26 de enero, a las 20 horas, en la Sala de Conferencias del Teatro Solís con entrada gratuita.

Pianista israelí

Nacido en 1983, Shaer comenzó sus estudios de piano a los 7 años. Ofreció numerosos conciertos a lo largo y ancho del mundo, haciéndose acreedor a premios nacionales e internacionales. Se presentó junto a la Orquesta Nacional BBC de Gales y  a algunas de las principales orquestas de Israel. Su música es aclamada por la crítica en Israel y ha sido emitida por radios en Estados Unidos. Próximamente, Ishay Shaer ofrecerá recitales en los EE.UU., Reino Unido, España, Perú y Chile.

El programa incluirá composiciones de los maestros J.S. Bach, F. Chopin, C.Debussy, M. Kopytman y R. Schumann.

Para conocer más sobre el pianista, pueden visitar aquí su sitio web

Embajada de Israel en Uruguay

Historia de Colonia del Sacramento

Descubriendo Colonia con Tito Pintos

Descubriendo Colonia con Tito 2

Una Mikve en Colonia

Una Mikve en Colonia 2a. parte

Colonia, Uruguay, fundada por judíos portugueses

Investigación señala que Colonia – ROU

……fue fundada por judíos portugueses

ANDRÉS LÓPEZ REILLY – Colonia del Sacramento fue fundada en 1680 por Manuel de Lobo. Hasta ahí es historia conocida. Pero ¿y qué si su núcleo fundacional estuvo integrado por judíos? La comunidad intenta rescatar huellas que, dicen, se borraron intencionadamente.
En los últimos tiempos Alberto Gustavo Pintos Lareo ha acompañado a rabinos, diplomáticos y decenas de personas de la comunidad judía a Colonia del Sacramento. ¿El motivo? Conocer los registros de una historia que Pintos asegura «se sigue intentando ocultar»: la que dice que judíos de Portugal y otros países fueron los fundadores de la ciudad, declarada por la Unesco Patrimonio Histórico de la Humanidad en 1995.

«Sefarditas uruguayos, argentinos, brasileños, franceses, americanos y del propio Israel se han contactado conmigo y han creado una red de interesados en el tema», relata Pintos, un conocido guía turístico – cultural de Colonia e investigador.

A partir de la teoría de que Colonia del Sacramento pudo haber sido fundada por inmigrantes judíos, recientemente visitó el barrio histórico el rabino Maarabi, de la Kehilá (comunidad israelita) ubicada en la calle Canelones de Montevideo. También lo hizo el embajador de Israel en Uruguay, Doris Goren; el gran rabino de la Comunidad Israelita Sefardí de Buenos Aires, Isaac Sacca; el cónsul honorario de Uruguay en Haifa (Israel), Abraham Maman; la directora del Proyecto Museo Judío de Entre Ríos (Argentina), Ana Marcuzan; la directora del Museo Histórico «Rabino Aarón Goldman», Eva Guelbert de Rosenthal, y el director jefe de los Cahiers Bernard Lazare (cuadernos de estudio de la comunidad judía de París), Claude Hampel.

«Siempre nos han hablado de Colonia del Sacramento como una ciudad ‘portuguesa’. Y es cierto. Pero hay un valor agregado muy importante que es imposible de desestimar: estos portugueses eran judíos de España, Portugal y Holanda, con vínculos en Francia, Inglaterra, Italia, Turquía y el Norte de África, que manteniendo sus lazos familiares y económicos, desarrollan sus negocios en la zona», asegura Pintos.

El investigador uruguayo señala que varios autores han hecho mención al tema, como Aníbal Riveros Tula, que en un número de la Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, de 1959, describe y nombra «la gran variedad de cristianos nuevos, judíos conversos y holandeses» que desde antes, durante y luego de fundada la ciudad, estuvieron vinculados al comercio directo, «para no catalogarlo de contrabando», motor de desarrollo histórico de la ciudad.

Específicamente, nombra en la expedición fundadora de Lobo a la de dos judios, quienes a la par del comerciante inglés Jorge Maynard, vienen con la única finalidad de iniciar el contacto comercial con la ciudad de Buenos Aires.

Varios miembros de la comunidad judía estarían interesados en rescatar -y publicar- esta historia que otros autores han tocado tangencialmente. Y que según Pintos, «se ha intentado ocultar».
Aún subsisten en el barrio histórico de Colonia los restos de una mikveh (pileta ritual judía), en la Posada Plaza Mayor, «la que fue visitada y aceptada por rabinos de Uruguay y Argentina, estudiosos judíos de Israel, Francia y Brasil. A sus dos lados, subsisten una higuera y una parra, elementos simbólicos del judaísmo. Según la Torá, bajo la sombra de la higuera y de la parra, «los hombres pueden dialogar en paz».

«Podemos sumar los rastros en lo que fue la Casa de los Gobernadores. Allí habría otra mikveh, aunque se ha dicho, de forma absurda, que se trata de la base de una torre de vigilancia, cuando los planos y pinturas de época nos dicen que eso no existió», indica Pintos.

También subsiste cerámica portuguesa del período «en la que se reproducen candelabros judíos» y casas en las que «se han removido las marcas judías que alguna vez estuvieron en las paredes», añade el investigador.

Riveros Tula también señala que documentos hispanos sobre el proceso histórico de la lucha diplomática, comercial y bélica por la Colonia, hacen referencia a sus pobladores como «los marranos cripto- judíos de la Colonia del Sacramento».
Y asegura que muchos de los «portugueses», «holandeses», «ingleses» y «franceses«, eran en realidad judíos sefarditas lusitanos. Los apellidos de las familias y pobladores solteros, casualmente vinculados al comercio, confirmarían el hecho. Al igual que los antiguos censos oficiales, donde los apellidos son comparables con las listas de judíos de España y Portugal.

«Otros autores como Mario Javier Saban y Daniel Larriqueta (Argentina), Fabricio Prado (Brasil), Fernando Assuncao, Pablo Blanco Acevedo y Walter Rela, han aludido al tema», concluyó Pintos.

http://www.elpais.com.uy/101115/pciuda-528846/ciudades/colonia-podria-reescribir-su-historia