El minián de los Nobel- (Gustavo D. Perednik)

 

Los judíos se destacan en los Premio Nobel 2011

 

 http://aurora-israel.co.il/pic.php?txt=De%20izq.%20a%20der.:%20Bruce%20Beutler%2c%20Ralph%20Steinman%2c%20Dan%20Schechtman%2c%20Adam%20G.%20Riess%20y%20Saul%20Perlmutter%20&src=http://www.aurora-israel.co.il/images/uploaded/image/01-31-10-2011/destacan-06-10-2011-GR.jpg
El científico Dan Schechtman ha ocupado todos los titulares en el país por obtener el Premio Nobel en Química 2011, pero él no es el único judío ganador. Otros miembros de la colectividad hicieron gran aparición este año en Medicina y Física.

Ralph Steinman y Bruce Beutler obtuvieron el Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos

sobre el sistema inmunológico junto al biólogo Jules Hoffman.

Steinman recibirá el premio postmortem, al fallecer a sólo tres días de que el comité anunciara que estaba entre los ganadores.

Los judíos estadounidenses Saúl Perlmutter y Adam G. Riess, son dos de los tres ganadores del Premio Nobel de Física, galardonados por descubrir la expansiva aceleración del universo mediante observaciones de estrellas distantes.

Hasta ahora, cinco de los siete ganadores de los Premios Nobel son judíos. Sus yidishes mames deben estar muy orgullosas.

El minián de los Nobel

Gustavo D. Perednik

Reflexiones en torno de la presencia judía en la intelectualidad

Premios
                                                          Nobel judíos

El hecho de que entre los Premios Nobel ya anunciados este año, la mitad de ellos fueran judíos (incluido el químico israelí Dan Schejtman), reactiva el debate sobre la desproporcionada presencia israelita en la intelectualidad. Aunque el parámetro de los mentados premios dista de ser incontrovertible, puede señalar una evidencia insoslayable: un grupo que no llega a constituir el 0,2% de la población mundial alberga a casi la tercera parte de los Premios Nobel otorgados.

Ese dato incluye una digna presencia del país judío, que ya ha producido lo que podríamos denominar un «minián» de galardonados («minián» es el término hebreo con el que se designa a un grupo de diez judíos, el mínimo requerido en lasinagoga

 

 

).

Premios Nobel Judíos

La población judía mundial es de aproximadamente 14 millones, es decir CATORCE MILLONES o cerca de 0.02% de la población mundial.

Han recibido los siguientes premios Nobel:

Literatura:
1910 – Paul Heyse
1927 – Henri Bergson
1958 – Boris Pasternak
1966 – Shmuel Yosef Agnon
1966 – Nelly Sachs
1976 – Saul Bellow
1978 – Isaac Bashevis Singer,
1981 – Elias Canetti
1987 – Joseph Brodsky
1991 – Nadine Gordimer

Mundial de la Paz:
1911 – Alfred Fried
Michael Carel Asser Tobias – 1911
1968 – René Cassin
1973 – Henry Kissinger
1978 – Menachem Begin
1986 – Elie Wiesel
1994 – Shimon Peres
1994 – Yitzhak Rabin

Física:
1905 – Adolf Von Baeyer
1906 – Henri Moissan
1907 – Albert Michelson Abraham
1908 – Gabriel Lippmann
1910 – Otto Wallach
1915 – Richard Willstaetter
1918 – Fritz Haber
1921 – Albert Einstein
1922 – Niels Bohr
1925 – James Franck
1925 – Gustav Hertz
1943 – Gustav Stern
Charles George de Hevesy – 1943
1944 – Isaac Isidor Rabi
1952 – Felix Bloch
1954 – Max Born
1958 – Igor Tamm
1959 – Emilio Segre
Donald A. Glaser – 1960
1961 – Robert Hofstadter
1961 – Melvin Calvin
1962 – Lev Davidovich Landau
1962 – Max Perutz Fernando
1965 – Richard Phillips Feynman
1965 – Julian Schwinger
1969 – Murray Gell-Mann
1971 – Dennis Gabor
1972 – William Howard Stein
1973 – Brian David Josephson
1975 – Ben jamin Mottleson
1976 – Burton Richter
1977 – Ilya Prigogine
1978 – Arno Penzias Allan
1978 – Peter Kapitza L
1979 – Stephen Weinberg
1979 – Sheldon Glashow
1979 – Charles Herbert Brown
1980 – Paul Berg
1980 – Walter Gilbert
1981 – Roald Hoffmann
1982 – Aaron Klug
A. Hauptman Albert – 1985
1985 – Jerome Karle
1986 – Dudley R. Herschbach
1988 – Robert Huber
1988 – Leon Lederman
1988 – Melvin Schwartz
1988 – Jack Steinberger
1989 – Sidney Altman
1990 – Jerome Friedman
1992 – Rudolph Marcus
1995 – Martin Perl
2000 – Alan J. Heeger

Economía:
1970 – Samuelson, Paul Anthony
1971 – Simon Kuznets
1972 – Kenneth Arrow José
1975 – Leonid Kantorovich
1976 – Milton Friedman
1978  – Herbert A. Simon
1980 – Lawrence Klein, Robert
1985 – Franco Modigliani
1987 – Robert M. Solow
1990 – Harry Markowitz
1990 – Merton Miller
1992 – Gary Becker
1993 – Robert Fogel

Medicina:
1908 – Elie Metchnikoff
1908 – Paul Erlich
1914 – Robert Barany
1922 – Otto Meyerhof
1930 – Karl Landsteiner
1931 – Otto Warburg
1936 – Otto Loewi
1944 – Joseph Erlanger
1944 – Herbert Spencer Gasser
1945 – Boris Ernst Chain
1946 – Hermann Joseph Muller
1950 – Tadeus Reichstein
1952 – Abraham Selman Waksman
1953 – Hans Krebs
1953 – Fritz Lipmann Albert
1958 – Joshua Lederberg
1959 – Arthur Kornberg
1964 – Konrad Bloch
1965 – Francois Jacob
1965 – André Lwoff
1967 – George Wald
1968 – Marshall W. Nirenberg
1969 – Salvador Luria
1970 – Julius Axelrod
1970 – Sir Bernard Katz
1972 – Gerald Edelman Maurice
1975 – Howard Temin Martin
1976-Baruch S. Blumberg
1977 – Sussman Yalow Roselyn
1978 – Daniel Nathans
1980 – Baruj Benacerraf
1984 – César Milstein
1985 – Michael Stuart Brown
1985 – Joseph L. Goldstein
1986 – Stanley Cohen y Rita Levi-Montalcini
1988 – Gertrude Elion
1989 – Harold Varmus
1991 – Erwin Neher
1991 – Bert Sakmann
1993 – Richard J. Roberts
1993 – Phillip Sharp
1994 – Alfred Gilman
1995 – Edward B. Lewis
1996 – Lu Rose Iacovino

La Edad Dorada del Logro Judío

DEL GRUPO DE TEL AVIV
By DAVID BROOKS
Los judíos son un grupo famosamente consumado. Hacen el 0.2% de la poblacion mundial, pero son el 54% de los campeones mundiales de ajedrez, 27% de los Premios Nobel de Física y 31% de los Premios Nobel de Medicina.

Los judíos suman el 2% de la población de EEUU, pero son el 21% de los cuerpos estudiantiles de las universidades más prestigiosas, el 26% de los honrados por el Centro Kennedy, 37% de los directores ganadores de Premios de la Academia, 38% de aquellos en una reciente lista de Business Week de los filántropos líderes, 51% de los ganadores de Premios Pulitzer por no ficción.

En su libro, «La Edad Dorada del Logro Judío», Steven L. Pease enumera algunas de las explicaciones que la gente ha dado para este registro de logros.
La fe judía alienta una creencia en el progreso y responsabilidad personal. Está basado en el aprendizaje, no en el rito.

La mayoría de los judíos entregaron o fueron forzados a entregar los cultivos en la Edad Media;
desde entonces sus descendientes han estado viviendo de su inteligencia. Han migrado a menudo, con la ambición y manejo de un inmigrante. Se han congregado a través de cruces de caminos globalmente y se han beneficiado de la tensión creativa endémica en tales lugares.

Ninguna explicación puede responder por el registro de logros judíos. Lo extraño es que Israel no ha sido tradicionalmente fuerte donde los judíos de la Diáspora fueron más fuertes. En vez de investigación y comercio, los israelíes se vieron forzados a dedicar su energía a combatir y a la política.

Milton Friedman solía bromear que Israel refutaba todos los estereotipos judíos. La gente solía pensar que los judíos eran buenos cocineros, buenos administradores económicos y malos soldados; Israel les demostró que estaban equivocados.

Pero eso ha cambiado. Las reformas económicas de Benjamin Netanyahu, la llegada de un millón de inmigrantes rusos y el estancamiento del proceso de paz han producido un corrimiento histórico.

Los israelíes más ingeniosos están ingresando en la tecnología y el comercio, no la politica. Esto ha tenido un efecto inconexo en la vida pública de la nación, pero revigorizante en su economía.

Tel Aviv se ha vuelto uno de los más importantes núcleos emprendedores del mundo. Israel tiene más emprendimientos de alta tecnología per capita que cualquier otra nación sobre la tierra, con diferencia. Lidera al mundo en gasto en investigación y desarrollo civil per capita.

Figura segunda detrás de los EEUU en la cantidad de compañías registradas en el Nasdaq. Israel, con siete millones de personas, atrae tanto capital de inversión como Francia y Alemania juntas.
Como Dan Senor y Saul Singer escriben en “Nación Emprendimiento: La Historia del Milagro Económico de Israel,” Israel ahora tiene un grupo clásico de innovación, un lugar donde los obsesos de la tecnología trabajan en estrecha proximidad y unos se alimentan de las ideas de otros.
Debido a la fortaleza de la economía, Israel ha capeado la recesión global razonablemente bien. El gobierno no tuvo que rescatar de emergencia a sus bancos o poner en marcha una explosión en el gasto a corto plazo. En cambio, utilizó la crisis para solidificar el futuro de la economia a largo plazo invirtiendo en investigación y desarrollo e infraestructura, elevando algunos impuestos de consumo, prometiendo recortar otros impuestos en el mediano y largo plazo. Los analistas en Barclays escriben que Israel es «la historia de recuperación más fuerte» en Europa, Medio Oriente y Africa.
El exito tecnológico de Israel es la realización del sueño sionista.
El país no fue fundado para que colonos extraviados pudieran sentarse en medio de miles de airados palestinos en Hebron. Fue fundado para que los judíos tuvieran un lugar seguro para estar juntos y crear cosas para el mundo.
Este corrimiento en la identidad israelí tiene consecuencias a largo plazo. Netanyahu predica el punto de vista optimista: que Israel se convertirá en la Hong Kong del Medio Oriente, con beneficios económicos derramándose sobre el mundo árabe. Y, de hecho, hay rastros de evidencia para apoyar ese punto de vista en lugares como Cisjordania y Jordania.
Pero es más probable que el salto económico de Israel hacia adelante amplíe la brecha entre ésta y sus vecinos. Todos los paises en la región hablan de fomentar la innovación. Algunos estados ricos petroleros gastan miles de millones intentando contruir centros de ciencia. Pero lugares como Silicon Valley y Tel Aviv son creados por una confluencia de fuerzas culturales, no dinero.

Las naciones circundantes no tienen la tradición de intercambio cultural libre y creatividad tecnica.
Por ejemplo, entre 1980 y 2000, los egipcios registraron 77 patentes en los EEUU, los sauditas registraron 171 y los israelies registraron 7652.
La explosión tecnológica también crea una nueva vulnerabilidad. Como Jeffrey Goldberg del Atlantic ha argumentado, estos innovadores son la gente más móvil de la tierra. Para destruir la economía de Israel, Iran no necesita realmente tener que arrojar un arma nuclear en el país. Solo tiene que fomentar suficiente inestabilidad como para que los emprendedores decidan que les conviene mudarse a Palo Alto, donde muchos de ellos ya tienen contactos y casas. Los judíos americanos solían mantener un pie en Israel en caso de que las cosas se pusieran mal aquí. Ahora los israelíes mantienen un pie en los EEUU.

Durante una década de sombrío presentimiento, Israel se ha convertido en una asombrosa historia de éxito, pero también en una altamente móvil.
 

Fuente: The New York Times

La conspiración del talento

TRIBUNA: JOAN B. CULLA I CLARÀ

En política, cine, literatura o música, muchas de las bajas del año que termina han sido personalidades judías. No es que 2010 haya sido particularmente mortífero para los judíos, es que su aportación es asombrosa.

JOAN B. CULLA I CLARÀ 29/12/2010

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El final de un año y el comienzo de otro propician, en los medios de comunicación, toda suerte de balances, inventarios y recuentos de lo acaecido durante los 12 meses anteriores en los distintos campos de la actividad humana. Permítanme, pues, que me acoja a esta vieja costumbre periodística para hacer, en los siguientes párrafos, una breve relación de figuras relevantes en muy diversas disciplinas que han fallecido en 2010. Tomaré como base, sencillamente, los obituarios que publican de manera regular EL PAÍS y otros grandes diarios internacionales.

La noticia en otros webs

Son apenas el 0,2% de la humanidad y acumulan desde 1901 unos 170 premios Nobel, un 29%

La humanidad sería infinitamente más pobre sin tantos cerebros judíos del pasado y del presente

El pensamiento político de izquierdas ha sufrido en Francia dos bajas muy sensibles: el filósofo y militante trotskista Daniel Bensaïd, uno de los inspiradores del Mayo del 68, y Claude Lefort, pensador antitotalitario, padre de la revista y del grupo Socialisme ou Barbarie. Si, sin dejar las ideas, pasamos a la acción, hay que citar el óbito de Abraham Serfaty, comunista marroquí, el más celebre y encarcelado opositor al régimen de Hassan II. Sin olvidar la prematura muerte de Tony Judt, historiador y analista británico de renombre internacional. Aunque carentes de la celebridad global de Judt, no sería justo desconocer los fallecimientos del influyente periodista alemán Ernst Cramer, que fue director del diario hamburgués Die Welt, del diplomático holandés Max Kohnstamm, impulsor en los años cincuenta de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), o del diplomático norteamericano Richard Holbrooke, artífice de los acuerdos de Dayton sobre Bosnia.

Las pérdidas que quiero evocar en el mundo del cine empiezan forzosamente por la de Tony Curtis, el inolvidable actor de Con faldas y a lo loco y otras grandes películas de la misma década, y siguen por su prolífico colega Harold Gould, y continúan con el director Irvin Kerschner, responsable de importantes y taquilleros títulos en el Hollywood de los setenta. Pero tanto o más celebrados que los filmes de Curtis en Occidente eran los que coetáneamente dirigía en la URSS Vladímir Motyl, fallecido el pasado mes de febrero.

Si nos adentramos por las veredas del arte, a lo largo de 2010 hicieron mutis por el foro el reputado violinista y director de orquesta ruso Rudolf Barshai y, en sus antípodas, el músico, poeta underground y militante anarquista norteamericano Tuli Kupferberg. Y el escritor argentino David Lagmanovich, maestro del microrrelato; y su colega holandés Harry Mulisch, uno de los tres autores más importantes de los Países Bajos durante la segunda mitad del siglo XX; y el novelista marroquí en lengua francesa Edmond Amran el Maleh; y el relevante pintor expresionista estadounidense Jack Levine.

Sin desdeñar al longevo campeón ajedrecista húngaro Avidor Lilienthal, o al gran economista austriaco Kurt W. Rothschild, es tal vez en el campo de las ciencias donde las pérdidas son más numerosas: el físico y astrofísico norteamericano Gerson Goldhaber, descubridor de la energía oscura; su colega y compatriota Samuel Cohen, creador en 1958 de la bomba de neutrones; el físico francés Georges Charpak, premio Nobel del ramo en 1992; el también francés y matemático Benoît Mandelbrot; el antropólogo molecular estadounidense Morris Goodman, el primero que formuló el parentesco biológico entre humanos y grandes simios…

Y bien, aparte de haber fallecido durante el último año, ¿qué tienen en común estas dos docenas de personajes cuya relevancia se debe a motivos tan dispares? ¿Por qué me ha parecido justificado alinearlos uno detrás de otro? Pues porque todos ellos eran judíos. Franceses, norteamericanos, rusos, alemanes, húngaros, marroquíes, británicos o argentinos, pero judíos. De izquierdas, de derechas, apolíticos, religiosos, agnósticos o ateos, pero judíos. Con trayectorias personales o familiares muy a menudo marcadas (emigraciones, exilios, cambios de apellido…) por esa condición judía.

No, no es que 2010 haya sido especialmente mortífero para los judíos a escala mundial; de hecho, una lista semejante a la que he pergeñado en las líneas anteriores podría confeccionarse cada año, y es probable que esté elaborada. De otra parte, y por fortuna, las noticias de carácter económico, literario, científico o político con protagonistas judíos no aparecen solo en la sección de necrológicas. Sin salir de este diario, a lo largo de los últimos meses hemos podido leer acerca de las visitas a Madrid del premio Nobel de Economía en 2007, Eric Maskin, y de la escritora mexicana Sabina Berman, y del escritor alemán Edgar Hilsenrath. Y supimos de la aparición de la última novela de Philip Roth, Nemesis, y de un nuevo libro del argentino Marcos Birmajer, y de la llegada al liderazgo de los laboristas británicos del joven Ed Miliband, y de las rarezas del hirsuto matemático ruso Grigori Perelman. Y, por supuesto, se ha seguido hablando de los clásicos: la reedición de las memorias de Harpo Marx, la aparición de inéditos de Vasili Grossman, de Primo Levi… Otra vez, todos judíos.

Considerando que, en nuestro planeta de casi 6.800 millones de habitantes, los judíos suman menos de 14 millones de individuos, el relieve que miembros de este grupo humano -ya se le defina como nacional, socio-cultural, religioso, étnico o lo que fuere- mantienen desde hace dos siglos en los terrenos de la política, la economía, la ciencia, la creación artística y literaria, etcétera, no puede calificarse más que de asombroso. Que, siendo los judíos apenas el 0,2% de la humanidad, acumulen desde 1901 unos 170 premios Nobel en todas las categorías (un 29% de los concedidos), eso no puede ser fruto más que de una vasta conspiración.

Una conspiración, sí. Un complot que comenzó cuando la Revolución Francesa derribó las puertas de los guetos europeos, liberando así las cantidades ingentes de talento, de creatividad, de energía, de capacidad de estudio que 50 generaciones de judíos habían acumulado durante más de mil años de opresión, discriminaciones y restricciones. La riada subsiguiente inundó al mundo occidental durante las dos centurias siguientes, de Marx a Disraeli, de los Rothschild a Trotski, de Freud a Elias Canetti, de Harold Pinter a Einstein. Y todo induce a pensar que, en estos albores del tercer milenio, el desembalse todavía no ha terminado.

Así las cosas, ante la evidencia de que nuestra civilización (la literatura que leemos, el cine y la televisión que vemos, la ciencia que nos asombra, la medicina que nos cura, la tecnología que nos cambia la vida, el arte que nos deslumbra…) serían infinitamente más pobres sin las aportaciones de miles de talentos judíos, resulta tan sorprendente como inquietante la persistencia en España de ancestrales prejuicios antisemitas. Según distintas encuestas realizadas de 2008 a 2010, entre un máximo del 46% y un mínimo del 34,6% de los españoles tienen una opinión desfavorable acerca de los judíos, y la mitad de nuestros escolares no quisieran tener como compañero de clase a un niño judío, aunque admiten que tampoco sabrían cómo reconocerlo, ahora que la teoría según la cual los judíos poseen cuernos y rabo ya ha perdido vigor.

Frente a estos datos, que nos sitúan a la cabeza del triste ranking del antisemitismo europeo siendo así que tenemos una de las comunidades judías más pequeñas y poco visibles de Occidente, uno se pregunta qué es lo que, de los judíos, desagrada tanto a entre un tercio y la mitad de los españoles. ¿Discrepan de la teoría de la relatividad? ¿Les enfurece el psicoanálisis? ¿Abominan de los filmes de Woody Allen? ¿Les da dolor de cabeza la música de Leonard Cohen? ¿Les disgusta esa creación de Mark Zuckerberg llamada Facebook? ¿Rechazarían pasar una velada en compañía de Natalie Portman, o de Rachel Weisz, o de Adrien Brody? Porque si resultase que recelan de los judíos a causa de la política de Israel, la réplica sería bien simple: nadie en su sano juicio se declara italianófobo o antirruso por hostilidad hacia la gestión de Silvio Berlusconi o de Vladímir Putin. A mayor abundamiento, la mayoría de los judíos no son ciudadanos de Israel, e incluso entre estos últimos son numerosos quienes divergen de las actuaciones de su Gobierno.

De todo lo cual no debe deducirse que los judíos constituyan, junto a querubines, serafines y demás espíritus alados, un orden angélico. Bastará recordar a Henry Kissinger con todo su Premio Nobel, o a Jack Abramoff -el superlobbista corrupto de la era Bush- o al estafador Bernard Madoff. Lo dejó dicho uno de ellos, el inmenso Billy Wilder, y el axioma vale lo mismo para personas que para colectivos: «nadie es perfecto».

Joan B. Culla i Clarà es profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona.

El robado a la muerte – ISAAC BASHEVIS SINGER

Por Juan Forn

Cuando el primer ministro israelí Menahem Beguin estaba en Nueva York, de camino a firmar la paz con Anwar el Sadat en Camp David, mostró interés en conocer a Isaac Bashevis Singer.

El encuentro (que, curiosamente, tuvo lugar pocas semanas antes de que ambos ganaran el Premio Nobel, uno el de la Paz y el otro el de Literatura) fue un auténtico desastre: Beguin le reprochó a Singer que no escribiera en hebreo, la «verdadera» lengua de los judíos y le preguntó con desdén cómo se podía hacer funcionar un ejército en iddish. Ofendidísimo, Singer abandonó la reunión después de contestar que «una de las razones por las que amaba el iddish era precisamente por tratarse de un idioma que no tenía palabra para «arma» ni para «ejército».

El hijo de Singer, responsable de traducir al hebreo todos los libros de su padre, cuenta que Singer despotricaba en cambio por la escasez de palabras que ofrecía el hebreo para aludir a la lujuria, a diferencia de la casi infinita variedad que le daba el iddish.
Como se sabe, Singer logró ganar el Nobel escribiendo en esa lengua definida alguna vez por el propio Heine como «un mero alemán mal hablado».

Llegado a América desde Polonia en 1935, sin un centavo y sin saber una palabra de inglés, Singer estuvo veinte años malviviendo de los tres cuentos por semana que publicaba en el Forverts, el diario en iddish de Nueva York, hasta que un día Saul Bellow leyó uno: «Gimpel el tonto», lo tradujo al inglés, lo publicó en el Partisan Review y le cambió la vida para siempre: a partir de entonces, los cuentos de Singer se publicaron simultáneamente en el Forverts en iddish y en el New Yorker en inglés. El Forverts le había pagado durante décadas veinticinco dólares la pieza; el New Yorker ¡le daba mil por cuento publicado! Aun cuando en inglés ya se lo celebraba como un nuevo Chejov, gran parte de la comunidad judeoamericana seguía viéndolo como un cuentero licencioso y blasfemo del viejo país.

Singer se limitaba a encogerse de hombros y murmuraba socarronamente: -Qué puede decir un escritor cuando hablan sus personajes.

La leyenda dice que se levantaba todas las mañanas a las siete, pero se quedaba hasta tres horas rumiando en la cama el cuento que iba a escribir
«Puedo ver los Cárpatos desde mi cama, si cierro bien los ojos»; de ahí pasaba a la bañadera donde permanecía media hora más ajustando los últimos detalles y de ahí, envuelto en una bata rotosa, pasaba a la máquina de escribir, donde en menos de una hora tipiaba de un tirón el cuento, con papel carbónico. Una copia iba para el Forverts, la otra para alguna de sus traductoras, que horas más tarde traía el texto en inglés. Singer se abalanzaba entonces sobre las páginas y procedía a corregirlas de tal modo que puede decirse que las reescribía. La dócil traductora pasaba en limpio el texto, con Singer vigilando por encima de su hombro y partía después a entregarlo al New Yorker, previo interludio en la cama, si la esposa del escritor no había regresado aún de Lord & Taylor, la tienda donde trabajaba como vendedora.

Singer quedó agradecido de por vida a Bellow, pero nunca más le permitió acercarse a un texto suyo. Prefirió elegir él mismo traductoras más maleables. Era famoso por atender el teléfono nomás sonaba, aun cuando estuviera enfrascado en su trabajo literario o amatorio, porque por lo general eran llamados de lectores del Forverts, con alguna buena historia para contarle, como por ej.: -¡He visto a Hitler en la cafetería de Finkel y nadie me cree!- o alguna conquista potencial (elegido a los 75 años uno de los diez hombres más sexis de Estados Unidos, Singer adjudicó el secreto de su éxito a que siempre logró que las mujeres casadas no sintieran culpa por acostarse «con tan poca cosa como yo». Puede decirse que Singer hasta fornicaba en iddish (quizás era ése el secreto de su éxito), pero cuando le llegó a su obra el momento de la consagración, de la traducción a otras lenguas, el texto «madre» que Singer exigió que se usara en todos los casos era la versión en inglés.

Es decir que el Singer que conocemos quienes lo leemos en castellano, en francés, en alemán, italiano, polaco, ruso o portugués, el Singer que premió la Academia Sueca por hacer inmortal al iddish, es el Singer mejorado o depurado por él mismo en sus traducciones al inglés. Eso no le impidió dirigirse en iddish a la audiencia en su discurso del Nobel: -«Escribo en una lengua muerta porque escribo sobre fantasmas. Y cuanto más muerta la lengua, más vívidos son sus fantasmas», dijo. «Nuestra necesidad de creer sólo puede compararse a nuestra necesidad de sexo», dijo. «Dios ha de estar cansado de nuestras plegarias, a esta altura. Lo que Dios necesita es que alguno de nosotros se decida a preguntarle de qué diablos se ríe», dijo. Y después lo repitió en inglés, para no dar margen a traducciones ajenas, que pasteurizaran su sentido.

Quienes han leído los textos de Singer en las amarillentas páginas del Forverts dicen que lo que más tendía a suprimir después en la traducción al inglés eran esos soliloquios dirigidos por sus personajes a la divinidad: las blasfemias que sólo en iddish lograban conservar la aspereza que era necesaria, según Singer, en el trato con Dios. La astucia de Singer consistía en eliminar esas frases y lograr que su espíritu quedara flotando e impregnara todo el texto. En sus memorias, cuenta que lo bautizaron con el nombre de un hermanito que murió antes de alcanzar el mes de vida. Por esa razón, su madre lo envolvió en una mortaja en la cuna: para despistar a la muerte y lograr que no se lo llevara. De ahí provenía su descaro insobornable. Un robado a la muerte tiene derecho a decirlo todo («Por supuesto que creo en Dios. Aunque yo diría que, más que creer en El, lo
odio»), a probarlo todo («Casi todas las desgracias de este mundo son el resultado del temor a la alegría. Tan herética parece la alegría que la gente arriesga su vida para escapar de ella») y a decirlo todo también, a su inimitable y a veces espeluznante manera (como en el final de La familia Moskat, cuando uno de sus personajes anuncia amargamente, en la Varsovia a punto de ser invadida por Hitler, que ésa será la venida del Mesías tan esperada por todos los judíos).

Alguna vez dijo que los escritores no mueren de infartos, sino de erratas.

Murió en Miami, a los ochenta y nueve años, cuando el Alzheimer lo dejó sin recuerdos. La calle donde vivía en South Beach hoy lleva su nombre y supo tener un graffiti que reproducía una de sus frases más inmortales:

«Cuando un hombre y una mujer se besan, es el comienzo de un asunto espiritual, no sólo físico. La cama no es más que una continuación horizontal de la conversación».

Ignoro si el graffiti sigue ahí y si el Isaac Singer Boulevard sigue siendo la calle preferida de las prostitutas del barrio.

Isaac Bashevis Singer

(Radzymin, 1904 – Miami, 1991) Escritor polaco en lengua yiddish. Era el tercer hijo de una familia en la que por ambas ramas abundaban los rabinos, aunque su padre estaba vinculado a la tendencia jasídica y la familia de su madre pertenecía a la corriente racionalista de los mitnagdim, opuesta al jasidismo. Vivió desde muy pequeño en un barrio humilde de Varsovia, por entonces importante centro de cultura y espiritualidad judía. De sus vivencias en la casa familiar, en la que funcionaba el tribunal rabínico donde la comunidad hebrea resolvía sus litigios, dejó testimonio en la colección de relatos Krochmalna, 10.

Durante la Primera Guerra Mundial, su familia comenzó a pasar graves privaciones, y junto a su madre y un hermano se trasladó a Bilgoray, en la frontera austríaca, de donde su madre era oriunda. Allí comenzó a estudiar el Talmud aunque más tarde, junto a otros jóvenes cuyas inquietudes se dividían entre el sionismo y el bolchevismo, comenzó a interesarse por lecturas alejadas de la ortodoxia judía (Platón, Aristóteles, Schopenhauer y Kant, entre otros filósofos y autores como Turguenev, Maupassant y Chéjov). Pero el pensador que más influyó en su concepción del mundo y en su literatura fue Baruch Spinoza.

Su hermano mayor, que permaneció en Varsovia, se había convertido en periodista y escritor, y le ofreció trabajar como corrector de pruebas en una revista literaria en yiddish en la que él mismo escribía, la Literarische Bletter. Isaac aceptó y se trasladó a Varsovia, donde comenzó su carrera literaria: ante la disyuntiva de escribir en hebreo o en yiddish optó por éste último, porque «es la lengua que tiene más palabras para definir a un pobre».

Tradujo al yiddish una obra tan importante como La montaña mágica y a autores como S. Zweig o E. M. Remarque, entre otros. En esos años, el joven Isaac alternó una intensa actividad literaria y cultural con apasionadas aventuras amorosas, de una de las cuales nació su único hijo. Su compañera Runya, de ideología comunista, fue arrestada y se trasladó luego con el niño a la Unión Soviética: expulsada más tarde de allí por sus actividades sionistas, madre e hijo se radicarán en Israel.

La primera novela de Singer, Satán en Goray, se publicó en 1935 y ese mismo año, ante la creciente amenaza de invasión alemana a Polonia, emigró a los Estados Unidos donde se reunió con su hermano, que llevaba ya dos años en Nueva York. En camino hacia América visitó París, que le pareció «una ciudad tan alegre como el carnaval de Purim» (festival judío en el que se conmemora la leyenda de Esther).

Sus primeros trabajos en América fueron para el Jewish Daily Forward, periódico en el que publicó notas y relatos firmados con el seudónimo Warshovsky; para el mismo medio trabajó también como crítico teatral y, en general, los primeros años en los Estados Unidos le parecieron desalentadores. Algunas de sus experiencias de emigrante reciente en aquel país quedaron reflejadas en el libro de relatos Una boda en Brownsville (1964).

En 1940 se casó con Alma Wasserman y retomó con fuerza la narrativa aunque nunca la había abandonado del todo, ya que en el Forward había ido apareciendo por capítulos su primera novela La familia Moskat, publicada en 1950 y por la que recibió el premio Louis Lamed. En 1969 publicó La Mansión, que fue nominada para el National Book Award, y en 1978 recibió el premio Nobel de Literatura, única vez que se otorgó a un escritor en lengua yiddish. Ha sido traducido prácticamente en todo el mundo y es el escritor de su idioma más conocido por el gran público.

Aunque indudablemente la obra de Singer es tributaria de los autores de su cultura que lo precedieron, su estilo se distingue por ser más audaz y sus tramas bastante más complejas. Si bien sus relatos, poblados por brujas, milagros y misterios, están impregnados de la legendaria literatura de las fuentes tradicionales judías, el autor ha tratado estos temas con una profunda ironía y el enfoque moderno y peculiar que lo caracteriza.

En la mayoría de sus obras la temática es el ambiente y la vida de los judíos de Polonia que el autor describe y juzga alternando la ternura y la crítica, a veces mordaz. Su prosa es muy elaborada, a menudo incluye detalles extraños o cómicos y se aprecia en ella una constante de sentimentalismo y sorprendente sensualidad.

Además de los títulos ya citados, destacan de su producción El mago de Lublín (1960); El Spinoza de la calle Market (1961); Cuando Schlemiel fue a Varsovia y otros cuentos (1968); Cuentos judíos de la aldea de Chelm y Un amigo de Kafka (ambos de 1973); Shosha (1978); Golem, el coloso de barro (1982) y los relatos para niños Cuentos judíos (1989).

http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/singer.htm

Un 14 de octubre de 1986 Elie Wiesel recibía el Nobel de la Paz

14/10/2009
ElieWieselItongadol.- Elie Wiesel (1928- ) Laureado con el premio Nobel de la paz de 1986, «fue uno de los principales dirigentes y líderes espirituales en tiempos cuando la violencia, la opresión y el racismo empañaban la imagen del mundo». En 1989 en Tel Aviv se publicó un libro acerca de aquellas personas que tanto en Hungría como en Israel son considerados enriquecedores de sus respectivas culturas. En la cubierta aparece también la fotografía de Elie Wiesel, autor del prólogo del libro escrito en húngaro. A modo de homenaje incluimos nota recientemente realizada a Wiesel en EE.UU. frente a la ONU con motivo de la protesta contra el régimen Iraní.

AJN (Nueva York).- Así lo aseguro Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz y sobreviviente de la Shoa, en una entrevista con el director de la Agencia Judía de Noticias e Itón Gadol, Daniel Berliner en la ciudad de Nueva York. Wiesel además destacó que “durante el transcurso de mi vida he aprendido a confiar más en las amenazas del enemigo que en las promesas de los amigos”, en relación a la amenaza que representa Irán.

Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz (1986) y sobreviviente de la Shoa, reflexionó en diálogo con el director Agencia Judía de Noticias sobre la amenaza que representa Irán para el mundo y para Israel, y destacó la labor del presidente estadounidense Barack Obama en lograr la paz en Medio Oriente.

Consultado por la amenaza que representa Irán para el Estado de Israel, Wiesel respondió a esta agencia que “el mismo Ahmadinejad indicó que si Irán logra tener una arma nuclear la van a utilizar, que es lo obvio”. En este sentido, agregó que “durante el transcurso de mi vida he aprendido a confiar más en las amenazas del enemigo que en las promesas de los amigos”.

En relación al diálogo de paz en Medio Oriente, el Premio Nobel de la Paz y sobreviviente de la Shoa expresó tener “fe” en el presidente estadounidense dado que lo considera “una persona honesta y consciente, que sabe que algo debe hacerse en Medio Oriente”.

En relación al conflicto en Medio Oriente, expresó sentirse “pesimista” en relación a la influencia de Ahmadinejad, y a su vez “optimista” por la gran cantidad de gente que muestra oposición ante su pensamiento e ideales.

Mahmoud Ahmadinejad, el presidente de Irán, ha negado reiteradas veces que el holocausto haya existido al calificarlo como “mito” o “excusa para la creación del Estado de Israel” y ha llamado reiteradas veces a la eliminación de Israel, comportamiento que ha generado duras críticas de la comunidad internacional.

“Ahmadinejad es despreciable al negar la existencia del holocausto”, aseguró Wiesel a la Agencia Judía de Noticias, y agregó que “es el principal negador del mundo y el problema es que él dice que si habrá un holocausto, será el asesinato de seis millones de judíos en Israel. Pero a fin de cuentas, es el presidente de una nación y es aceptado en Naciones Unidas. Su comportamiento es desagradable. El odio siempre es desagradable”.

Por último y consultado por la participación de Mahmoud Ahmadinejad en la Asamblea General de Naciones Unidas, Elie Wiesel destacó que “por protocolo, el presidente de Irán tiene el derecho de asistir. Pero la gente también tiene el derecho de protestar contra su presencia”.

Durante una manifestación en repudio al presidente iraní que se realizó en Nueva York, la que contó con una masiva asistencia, Elie Wiesel había pedido a los líderes de Naciones Unidas que “se unan contra Ahmadinejad, un dictador político. Por la dignidad humana, deben y debemos unirnos”. Ahmadinejad “humilla a las familias, a los jóvenes y a los niños iraníes”. “Frente a sus amenazas, ¿Cómo pueden los líderes del mundo aceptar estas palabras sin todavía hacer nada?”.

También en relación al negacionismo del Holocausto por parte del presidente iraní, Wiesel dijo “soy sobreviviente del Holocausto, y la marca en mi brazo lo demuestra. Eso no se puede negar”.

Fuente: http://www.itongadol.com.ar/shop/detallenot.asp?notid=27332&idioma=0

Prof. Ada Yonath del Weizmann Institute of Science, galardonada con el Premio Nobel de Química 2009

October 7, 2009

Ada YonathLa Prof. Ada Yonath, del Instituto Weizmann de la Ciencia ha sido galardonado con el Premio Nobel de Química 2009.

El Instituto Weizmann de Ciencias felicita Prof. Ada Yonath al recibir el Premio Nobel de Química en 2009 y está orgulloso de sus logros científicos. Estamos encantados de que el comité del Premio Nobel haya reconocido la importancia de la investigación científica de la Prof. Ada Yonath y le concediera este importante premio.

La investigación de la Prof. Yonath está impulsada por la curiosidad y la ambición de entender mejor el mundo y nuestro lugar en él. Esta investigación apunta alto: para entender una de las más complicadas «máquinas» del sistema biológico.

A finales de 1970, la Prof. Yonath decidió, cuando era una joven estudiante en el Instituto Weizmann, asumir el reto de responder a una de las cuestiones clave relativas a las actividades de las células vivas: a descifrar la estructura y el mecanismo de acción de los ribosomas – la célula fábrica de proteínas. Éste fue el comienzo de un largo viaje científico que ha durado décadas, y que requiere coraje y devoción desde el principio. El viaje comenzó en un laboratorio modesto con un presupuesto modesto, y con los años, aumentó a decenas de investigadores bajo la dirección de la Prof. Yonath.

ribosomaEsta investigación básica, que se inició en el intento de comprender uno de los principios de la naturaleza, finalmente condujo a la comprensión de cómo funcionan una serie de antibióticos, algo que es probable que la ayuda en el desarrollo de los antibióticos más avanzados y eficaces. Se espera que este descubrimiento también ayude en la lucha contra las bacterias resistentes a los antibióticos, un problema reconocido como uno de los retos centrales de la mayoría de los médicos del siglo 21.

La Prof. Yonath puede ser considerada un modelo de visión científica, de coraje en la elección de una cuestión científica significativa, y la dedicación en el total cumplimiento de la meta – que sin duda ampliará los conocimientos para beneficio de la humanidad.

El Instituto de Ciencia Weizmann en Rehovot, Israel, es una de los mejores instituciones de investigación multidisciplinaria del mundo. Conocido por su amplio estudio de las ciencias naturales y exactas, el Instituto cuenta con 2.600 científicos, estudiantes, técnicos y personal de apoyo. Los esfuerzos de investigación del Instituto incluyen la búsqueda de nuevas formas de combatir la enfermedad y el hambre, el examen de cuestiones de avanzada en matemáticas y ciencias de computación, el estudio de la física de la materia y del universo, la creación de nuevos materiales y el desarrollo de nuevas estrategias para proteger el medio ambiente.

Los comunicados de prensa del Instituto Weizmann se publican en la World Wide Web en
http://wis-wander.weizmann.ac.il, y también están disponibles en http://www.eurekalert.org.

Más allá de los fundamentos

«La gente me llamaba soñadora», dice la Prof. Ada Yonath del Departamento de Biología Estructural, recordando su decisión de llevar a cabo investigaciones en los ribosomas – fábricas de proteínas de la célula. La solución de la estructura del ribosoma daría a los científicos una visión sin precedentes de cómo el código genético se traduce en proteínas; por la década de 1970, sin embargo, los mejores equipos científicos de todo el mundo ya habían tratado infructuosamente de obtener estas estructuras complejas de proteínas y ARN para asumir una forma cristalina que pudieran estudiarse. Soñador o no, era un trabajo duro que dio resultados: Yonath y colegas hicieron alrededor de 25.000 intentos antes de lograr la creación de los primeros cristales ribosoma, en 1980.

WeizmannY su trabajo apenas comenzaba. Durante los siguientes 20 años, Yonath y sus colegas siguieron con el objeto de mejorar su técnica. En 2000, los equipos en el Instituto Weizmann y el Instituto Max Planck en Hamburgo, Alemania – ambos presididos por Yonath – resolvieron, por primera vez, la estructura espacial completa de las dos subunidades del ribosoma bacteriano. La revista Science mencionó este logro entre los diez avances científicos más importantes de ese año. Al año siguiente, los equipos de Yonath revelaron exactamente cómo ciertos antibióticos pueden eliminar las bacterias patógenas mediante la unión a los ribosomas, lo que les impide la producción de proteínas cruciales.

Los estudios de Yonath, que han estimulado una intensa investigación en todo el mundo, han ido más allá de la estructura básica. Se ha revelado en detalle cómo la información genética es decodificada, cómo la flexibilidad inherente del ribosoma contribuye a la selectividad de los antibióticos y los secretos de la resistencia cruzada a varias familias de antibióticos. Sus resultados son cruciales para el desarrollo de antibióticos avanzados.

La investigación del Prof. Ada Yonath es apoyada por el Centro Helen y Milton A. Kimmelman de Estructura Biomolecular y Ensamble. La Prof. Yonath es Profesora de Biología Estructural en la Martin S. y Helen Kimmel.

EMAIL: Yivsam.azgad@weizmann.ac.il / news@weizmann.ac.il