Dice José Cohen en su blog Desde Sefarad que el libro Churchill and the Jews, de Sir Martin Gilbert, le impresiona sobremanera por el punto de admiración que mostraba Churchill por el sionismo, los judíos y la fe judía. Y recoge unos ejemplos:
En 1929 Churchill se encontraba en San Francisco. Estos años fueron los más duros de su carrera política: el gobierno conservador había sido derrotado en las elecciones del mismo año y el propio Churchill se encontraba en una posición difícil con su partido. Pero 1929 también fue un año duro para los judíos de Palestina. El 23 de agosto se inició lo que se conoce como la Matanza de Hebrón, un pogromo de árabes armados contra judíos. 135 hebreos fueron asesinados.
Pues bien, en una audiencia en San Francisco el 11 de septiembre, preguntado sobre los hechos en Palestina, Churchill dijo lo siguiente:
«Los árabes no tienen ninguna razón para estar en contra de los judíos. Los judíos han desarrollado Palestina, han hecho crecer árboles del desierto, han construido escuelas (…) han hecho de Palesina un buen lugar en el cual vivir. La Palestina de hoy es mucho mejor que la de hace unos pocos años».
Churchill sabía lo que decía. Unos años antes, en 1921, hizo un viaje a Palestina (por entonces, el Mandato Británico de Palestina). Quedó maravillado:
«Estoy convencido de que la causa sionista no solo es buena para el pueblo judío, sino también para el mundo entero, incluidos los árabes que habitan en Palestina (…) Cualquiera que vea el trabajo de los judíos en Palestina durante los últimos treinta años se sorprenderá de los grandes resultados que estos colonos han conseguido.»
Como hombre de fe (fe que se materializaba en la creencia de que detrás del moderno asentamiento judío en Palestina se encontraba la providencia divina), Churchill sentía un gran aprecio hacia el judaísmo y la historia bíblica. Acerca del profeta Moisés escribió:
Fue el mayor de los profetas. Habló cara a cara con el D-ios de Israel. Fue el héroe nacional que liberó al pueblo judío de la esclavitud en Egipto y que los condujo a la Tierra Prometida. Recibió de D-ios, además, un impresionante código religioso, moral y social para su pueblo.
A pesar de los errores que puedan achacársele, no cabe duda que Churchill fue un gran hombre… y también un gran amigo de los judíos.
Fuente: http://desde-sefarad.blogspot.com/2008/12/churchill-y-los-judos.html
En el blog de Herutx, para Andrés Winston Churchill, a pesar de ser un antinazi militante, era un tipo bastante antisemita. Según él, Churchill fue quien dijo:
«Hay personas en este país —ellas serían las primeras en rechazar el calificativo de patriotas— que se alegrarían si Lenin y esa extraña y tenebrosa banda de anarquistas y aventureros judíos lograran, sin obstáculos ni rivales, subir al elevado trono de los Zares, y al despotismo de un sistema tiránico unieran una propaganda destructora. Se apresurarían a ser los primeros en arrojarse a los pies de estos nuevos tiranos.
Esta terrible catástrofe ha sido producida por una banda relativamente pequeña de revolucionarios profesionales, la mayor parte judíos, que ha sorprendido al desgraciado pueblo ruso en un momento de debilidad e ignorancia, que han experimentado en ella con lógica cruel todas las doctrinas comunistas que aquí en nuestro país podemos proclamar tan libremente. En Rusia las han realizado. Han convertido en efecto las palabras en hechos, asesinando desconsideradamente a todo el que se les pusiera delante.
Es un espectáculo nunca visto, el que una banda de conjurados sin patria, salidos del hampa de las grandes urbes europeas y americanas, trabaje bajo la dirección despótica de un país que un día fue el poderoso e imponente imperio ruso.»
Con motivo de una recepción en el Club Britlsh-Russia, el 17-7-19, según el «Manchester Guardian» del 18-7-19; 24-9-21 en el Caird Hall de Dundee, según el «Mornmg Post» del 26-9-21; 28-11-25, en Tunbridge Wells, según el WTB del 29-11-25.
«No hay necesidad de exagerar el papel jugado en la creación del Bolchevismo y en el actual desarrollo de la Revolución Rusa por estos internacionalistas, y en su mayor parte ateos, judíos. Ciertamente su papel es un muy grande, probablemente supera a todos los demás. Más aun, la principal inspiración y poder conductor viene de los lideres judíos […] En las instituciones Soviéticas el predominio de los judíos es aun más asombrosa. Y la más importante, sino la principal, parte del sistema de terrorismo aplicado por las Comisiones extraordinarias para combatir la contra-revolución has sido controlado por judíos, y en algunos casos muy notables, por judías. La misma maligna prominencia fue obtenida por los judios durante el breve periodo de terror durante el cual Bela Kun dirijo Hungría. El mismo fenómeno se ha presentado en Alemania (especialmente en Baviera) tanto como se ha permitido a esta locura devorar esta postración pasajera del pueblo alemán.
Aunque en todos estos países hay muchos judíos que son tan malos como el peor de los revolucionarios judíos, la parte jugada por estos últimos, en proporción a al porcentaje que representan en la población es asombrosa.»
(«Zionism Versus Bolshevism: A Struggle for the Soul of the Jewish People.» Illustrated Sunday Herald, London, February 8, 1920)
El mismo blog aporta:
Yoav Tenembaum escribió un gran artículo para Jewish Post de Nueva York sobre la relación de Churchill con los judíos y con Israel.
En referencia a los años que precedieron a la creación del Estado judío, el historiador Bernard Wasserstein argumenta que «no se sabe de ningún estadista británico que apoyara de modo más consistente y enfático al sionismo como solución al problema judío que Winston Churchill». Consideró la instauración del Estado «como una de las aventuras más esperanzadoras y alentadoras del siglo XX». Sólo a ocho meses de transcurrida la proclamación del Estado Churchill le declaró a la Cámara de los Comunes: «La realización de un Estado judío en Palestina es un evento en la historia del mundo que debe ser visto no bajo la perspectiva de una generación o de un siglo, sino de mil, dos mil o incluso tres mil años».
La actitud de Churchill en relación con el sionismo y el Estado de Israel fue distintivamente positiva; las imágenes que acariciaba rayaban en lo romántico. En tal sentido, no hubo nadie que se asemejara a Churchill entre los políticos y funcionarios británicos de la primera mitad de los años cincuenta. Sobre cualquier asunto pertinente al país, la retórica de Churchill fue más proisraelí que la de cualquier otro dirigente o funcionario, reflejando, más allá de consideraciones políticas y un simple juicio de principios, una vinculación emocional con esa nación y el caso que presentaba.
Churchill fue el mejor amigo de Israel y, como amigo, su actitud había sido perfilada tanto por el sentimiento como por consideraciones prácticas. Estaba vinculado emocionalmente con Israel y su gente, y su estadía allí fue el corolario de esto. Declaró muchas veces su simpatía por el sionismo, su nexo emocional con el pueblo judío y su soberanía estatal restaurada, con una disposición permeada por el conflicto árabe-israelí. Fue quizá el último de los gentiles sionistas románticos. Incluso el último de los sionistas románticos.
Fuente: http://herutx.blogspot.com/2007/12/novedades-literarias-churchill-y-los.html
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