Visa para la imaginación
Publicado el 08.11.2009 10:16
Por Itzak Bensinior Galindoz
Era el mes de octubre del 2006, y como era habitual, fuimos a vacacionar a la hermosa ciudad turka de Antalya, sus hoteles de 5 estrellas ofrecen al turista, de todo y un poquito más; esa vez nos alojamos en el “Falez” que en nada tiene que envidiar al Sheraton que está enfrente. Al tercer día de estadía, contratamos un taxi, para que nos pasee todo el día. El chofer de unos 40 años de edad, en un inglés fluido, nos sugirió visitar la ciudad balnearia de Kemer, distante 70 km. –Pero cuando le pregunté, en turko: “cashparáh OLAM” (Cuánto nos cobras hombre?) –Con esa sonrisa de oreja a oreja, me responde: Turcha belirsim? (¿turco entiendes?) –Evet Efendi –(verdad señor)
Mientras abría la puerta del auto, me hizo señas de sentarme junto a él, –apenas anduvimos algunos minutos, estacionó junto a un Super, segundos después regresó con dos botellas de Coca, tamaño familiar y 5 vasos descartables que les alcanzó a los de atrás –mi esposa Dora, nuestra hija Julia y su hijo Rodrigo de 16 años.
Durante el trayecto, cuando Dorita le ofreció el primer vaso de Coca… –el chofer respondió: Evalá, Janum (como decir: gracias, estimada señora). No puedo aceptar, ayer comenzó el Ramadam.
–Ni bien llegamos a Kemer, estacionó frente a una plaza, diciendo, paseen cuanto quieran, –a pocos metros, doblando hacia la derecha, hay un lugar turístico, con caídas de agua cristalina, también hay mesas y bancos para sentar. Hacia la izquierda esta “El Charshí” (la Avenida Comercial).
Estimada amiga Eleonora, debo aclararte, que, tanto Dorita como Julia, -Madre e hija- lo primero que decidieron es pasear por la calle comercial –para ellas, comprar ropas es lo primero— y, mostrándonos la confitería que había en la esquina, repito, madre e hija, dijeron: “nosotras vamos a demorarnos un buen rato… pueden sentarse y comer lo que gusten”. –Al acercarnos, ya nos dimos cuenta de la prestancia del comercio, subimos los tres escalones de mármoles de una blancura inmaculada, el salón era inmenso, la mayoría de las mesas ya dispuestas como para almorzar, no así las que estaban junto a los ventanales.
Nos ubicamos frente al gran ventanal; desde el kiosco de venta de flores en la acera, nos invadía su colorido y el clásico perfume de las flores frescas completaban el hermoso paisaje. Al echar una vista al salón, vi en la pared, como decir frente a nuestro ventanal, un cuadro con la figura de Kemal Ataturk, en tamaño natural…
Dirigiéndome a mi nieto y mientras le señalaba el cuadro, le dije: –Y pensar, querido nieto Rodrigo, –yo, tu abuelo, debo ser una de las pocas personas, que aún estamos con vida para poder contar, lo que vas a oír: “Y antes que pudiera seguir hablando… el mozo que nos trajo el pedido, me interrumpió en ladino (idioma español antiguo, que los sefardíes, expulsados cinco siglos atrás, por la Inquisición Española, continuamos hablándolo en familia)— nos dijo: –Perdona que te interrumpa, –Yo, en ladino, le pedí que continuara. –Acabo de escuchar lo que le dices a tu nieto. ¿Puedo saber dónde naciste? –Saqué y le mostré mi Pasaporte Israelí
Nombre Itzak Bensinior,
Fecha de nacimiento 08 de diciembre 1912
País: Turkía
Provincia: Izmir
Terminada la lectura, a los gritos, comenzó a llamar a sus compañeros: ¡Ielim buraiá! (¡Vengan acá!)
Mientras les contaba –en ladino—el mozo iba traduciendo– la historia verdadera, del encuentro con el General Mustafa Kemal Pasha, en Izmir, a orillas del Mar Egeo, frente al “Cordón”, y a pasitos del “Konak”, justo, a la mañana siguiente del Incendio, que borró por completo todo recuerdo de los usurpadores griegos: –resultado del armisticio–, que como indemnización de guerra, hubo que entregar: Istambul la milenaria Capital Turka y tambien Izmir, la segunda en importancia por su Puerto de aguas profundas, siempre visitado por navíos de todas las banderas.
–Los gritos de mi mujer y mi hija al regresar, asustadas, ante el alboroto de tantos curiosos ansiosos por escuchar, en vivo y en directo, –interrumpieron por segundos–, una anécdota, directamente de un personaje de 93 primaveras, que ese “Día de Ramadan” les trajo de regalo, el Año 2006.
Querida Eleonora, fueron momentos de mucha emoción, ver acercarse cada uno, para besar mi mano y sacarse fotos, como si estuvieran haciéndolo junto al Padre de La Patria, aquella mañana de julio de 1922, –rodeados por un millar de soldados montados en porceles de color negro azabache, que ante la orden de descanso, del jefe máximo, se apearon sin ruido alguno!!!!—
Y para cerrar este histórico episodio de mi niñez, te cuento, amiga mía y con lágrimas acumuladas desde ese mismo día, cuando, después de besar su mano, le mostré mis bolsillos colmados de caramelos… –sus manos se prendieron a mis mejillas, y con la mirada empañada y tierna, besó mi frente, y se guardó dos caramelos…
Han trascurrido muchos lustros, pero donde quiera que voy, la foto de Mustafa Kemal Pasha, seguirá colgada en el mejor lugar de mi casa, como testigo viviente de un pasado imposible de olvidar!! –Para terminar, querida Eleonora: te pido un favor especial para el flamante Ministro Embajador y su distinguida Esposa de la Republica Turka, les hagas llegar, –de este viejo compatriota– mis mejores deseos de éxito, en los difíciles días que le tocará superar.
Itzak Bensinior Galindoz
(El Turkito de Beer Sheva), para mis amigos.
bensid@zahav.net.il
Fuente: Gentiuno
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