Yidishe Computer

En Israel crearon un nuevo modelo de computadora: se trata de la Idische Computer.
Después de media hora de hablar con el vendedor, usted pensará que es muy barata, que es una oportunidad única y querrá comprar dos.
Viene con las siguientes novedades:

  • Está preparada para durar 120 años.
  • El cursor se mueve de derecha a izquierda.
  • Viene con dos discos duros, uno para los archivos lácteos y otro para los de carne.
  • Si uno la deja de usar durante un minuto,aparece un protector de pantalla diciendo: «¿Nu?»
  • No trabaja desde el viernes a la noche hasta el sábado a la noche.

Es imposible incorporarle nuevos archivos en Iom KIppur.

  • Si te da a elegir entre dos opciones y elegís una, te pregunta: «¿La otra no te gustó?»
  • Pueden aparecer instrucciones del tipo:»Inserte el cable en el tujes del monitor» o «Ese mouse no es el indicado, busque uno que sea de la Colectividad.»
  • EL sistema arranca con «Hava Naguila» como música de fondo.
  • El Office incluye «Un poco de esto, un poco de aquello…»
  • Cuando se satura la memoria RAM envía un mensaje: «¡Oi veiz mir!».
  • Cada tanto, te pregunta: «El sistema está lleno de «drek», ¿lo defragmentamos?»
  • Los virus se curan con sopita de pollo, té con limón o una enema.
  • Si usted apaga mal la compu, aparece un cartelito que dice: «Debería darte vergüenza.»
  • Además de ofrecerte grabar, imprimir o abrir archivos, también te ofrece varéniques, kreplaj y sopita con kneidalaj.
  • Cada 7 días aparece un cartelito: «Ya es hora de actualizar su antivirus y de visitar a su mámele.»
  • Los archivos no se convierten.
  • El símbolo de «Guardar como» es una alcancía del Keren Kaiemet Leisrael.
  • Por supuesto, no tiene íconos.
  • El antivirus más ortodoxo borra todos los archivos que contienen la palabra jamón; revisa 613 archivos por minuto y ante un virus, no pregunta si uno quiere que lo arregle, sino que dice: «Si Él quiere, será arreglado y restaurado.»
  • Cuando la apagas, se escucha un mensaje que dice: «Está bien…vos apagame, que yo sufro en silencio…»