JANUCA, la fiesta de la luz creciente

Comencemos por lo básico. Jánuca se celebra durante ocho días, a partir del veinticinco del mes de Kislev, lo cual significa… en algún momento de diciembre según el calendario solar que rige occidente, mientras que el calendario judío se rige por el calendario lunar. De allí que Jánuca sea más popular en el hemisferio norte (invierno), que en el sur (verano)- donde las vacaciones a veces ya han comenzado y donde la festividad del vecino -Navidad/Christmas- conlleva menos gastos en luces artificiales y en regalos. Curiosamente, Jánuca que etimológicamente significa ¨inauguración¨, también es conocida como la festividad de las luces.


¿Qué inauguración se celebra y qué relación tiene con luces?

Jánuca originalmente celebra la re-dedicación del Templo de Jerusalén tras haber sido profanado por tropas greco-sirio-seléucidas. Fue una victoria militar encabezada por un clan sacerdotal de la ciudad de Modiín, a quienes se llamó Macabeos. Quizás el más recordado es Yehuda ha-Macabí o Judas Macabeo ya que fue el organizador de esta guerra de guerrillas; la técnica era golpear al invasor y volver a las montañas y volver a golpear. En hebreo ´macabí´ quiere decir martillo: golpear y golpear.

La victoria se produjo hacia el año 164 a.e.c. y supuso el comienzo de la dinastía de los macabeos como gobernantes y, al poco tiempo, también como sumo sacerdotes del pueblo judío. Las fuentes más cercanas en el tiempo que nos relatan estos episodios son 1 Macabeos, 2 Macabeos y Flavio Josefo.

Es obvio que Jánuca no es una festividad indicada en la biblia hebrea y, sin embargo, la experiencia de la historia judía le ha dado un lugar de privilegio en el gusto popular. ¿Será porque hasta la creación del Estado de Israel en 1948, atesorábamos el orgullo de un puñado de héroes que enfrentaron a los que quisieron robar con impunidad la tierra, la Torá y la herencia cultural de nuestro pueblo? ¿Y que hay del tema de las luces?

El período talmúdico posterior a la Mishná -compilación mayoritariamente legislativa editada a comienzos del siglo III-, nos habla de Jánuca; pero lo hace casi sin mencionar la victoria militar. En cambio, nos habla de un milagro acontecido durante la re-inauguración del Templo. De este milagro no saben nada 1 Macabeos, 2 Macabeos, el historiador Flavio Josefo ni la propia Mishná. El Talmud (Shabat 21b) pregunta: ¨¿Qué es Jánuca?¨ Y responde diciendo que cuando los Macabeos derrotaron a los griegos y estaban purificando el Templo para su re-inauguración, encontraron un recipiente sellado que contenía aceite para alumbrar. El aceite era suficiente para alumbrar por un día pero -he aquí el milagro-, su luz perduró ocho días consecutivos. Más que dos versiones de un mismo hecho, tenemos ante nosotros una exégesis rabínica cuya intención fue neutralizar la potencial inquietud nacionalista de grupos judíos de cara a Roma. Un imperio romano con el que había que entenderse si se quería sobrevivir con las tradiciones judías relativamente intactas. Aún después de la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70, y de los peligros que trajo la rebelión de bar-Kojba algo antes de mediar el siglo II. Pero el judaísmo rabínico, aunque enfatizara la milagrosa luz, no podía negar una realidad histórica conocida por el pueblo y que le llenaba de orgullo interior. ¿Qué hacer? ¿Cómo bendecir a Dios por la ´nueva´ festividad de Jánuca? Con el camino medio. Reconociendo la pasada victoria militar pero afirmando que el poder simbólico de la luz que crece en intensidad y espiritualidad es el camino de la paz. No enaltecemos el poder de la fuerza sino el del más poderoso de los poderes: el poder del espíritu.

Bendito seas Tú, Dios nuestro y del Universo, que obraste milagros an aquellos tiempos, y también en estos días.

Jag Sameaj. Felices Fiestas.

Rabí Gabriel Mazer.

Para Yad beYad. 2009.

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