LA MATANZA DE LA JUDERÍA SEVILLANA

La matanza de la Judería de Sevilla

La matanza de la Judería de Sevilla

Conocer nuestro pasado: «El pogrom de Sevilla», el dramático episodio de la matanza de la judería en el año 1391, que acabó con cuatro mil vidas.

Los datos de este trágico suceso figuran en la Historia de España de Modesto Lafuente, en la Historia de la Ciudad de Sevilla del liberal Joaquín Guichot y en otros muchos textos de indiscutible veracidad.

En la primavera del año 1391, un clérigo andaluz de nombre Ferrant Martínez que ocupaba el cargo de Arcediano de Écija comenzó a recorrer las calles de la ciudad portando entre sus manos una enorme cruz y a gritos destemplados arengaba y exhortaba a los sevillanos induciéndoles al odio hacia los judíos, que eran «los que mataron a Dios y se beben nuestra sangre».
Por aquellos años, vivían en Sevilla en absoluta paz, al parecer, judíos, moros y cristianos. Ocurrió entonces que los desaforos de este desatinado cura Martínez, lleno de odio racial, comenzaron a echar raíces entre los pobladores de las otras creencias. Las continuas predicaciones del clérigo fueron mucho más allá de lo que la prudencia y buen juicio aconsejaban y terminaron por soliviantar los ánimos populares en contra de los judíos.

En el mes de marzo estalló finalmente la tormenta del odio sembrado por el Arcediano de Écija, produciéndose un motín popular en el que la plebe, siempre dispuesta a todo tipo de excesos, entró por las callejuelas del barrio de las juderías saqueando las tiendas y maltratando a sus moradores.

Al enterarse de los sucesos, el Alguacil mayor de la ciudad mandó apresar a los más enfatizados y fueron condenados a la pena de ser azotados.
Mas esta reprimenda no tuvo ningún efecto sobre los violentos ánimos del Arcediano de Écija, ya que a él no le azotaron, y continuó con su diabólica tarea de predicar contra los judíos con renovadas energías.
Exacerbó al populacho -compuesto por moros y cristianos de bajo nivel cultural y económico- y les llevó hasta tal punto de enajenación que el pueblo, formando una excitada turba, entró violentamente al barrio judío y comenzó a saquear las tiendas y a apalear sin contemplaciones a cuantos encontraron a su paso. La asonada fue de tales proporciones, que el Alguacil mayor no pudo hacer nada frente al hecho con sus escasos hombres y tuvo que pedir ayuda a los nobles de Sevilla, algunos de los cuales se prestaron a la defensa del orden, trayendo consigo lacayos armados, escuderos y otros hombres de armas, con quienes a duras penas se pudo restablecer la calma. Pero para este efecto, tuvo el Alguacil Mayor que perdonar a los sentenciados en el motín anterior.
Este hecho no hizo más que envalentonar a los enfurecidos seguidores del cura Martínez, que cada día multiplicaba sus enardecidas arengas contra los hebreos. Finalmente, sintiéndose impune y lleno de poder, el Arcediano de Écija, enarbolando siempre la cruz, entró al frente de una horda enloquecida y sedienta de sangre en la judería el día 6 de junio de 1391, aullando enfurecidos :”Muerte a los infames Judíos…!» Y esta vez portaban dagas, cuchillos, mandobles y todo tipo de utensilios que les sirvieran como arma para realizar su propósito.

El barrio judío tenia entonces dos puertas: Una era la de Mateos Gago y otra, la Puerta de la Carne. Por ambas puertas a la vez se precipitaron los sevillanos enardecidos (contra otros sevillanos, no lo olvidemos) impidiendo así cualquier posibilidad de fuga de los atacados. Guiados por aquel cura que representaba «la iglesia de la misericordia, el amor y la tolerancia» la canalla se dio a la matanza…

Los desesperados e indefensos hebreos, hombres, mujeres y niños, fueron pasados a degüello sin piedad ni contemplación. Fueron asesinados en las calles, en las casas e inclusive en el interior de las sinagogas en las que los fieles murieron sangrando sobre la santidad de sus libros. El pogrom duro un día entero sin interrupción y los cadáveres sumaron más de cuatro mil.
Los pocos sobrevivientes huyeron en cuanto les fue posible de Sevilla.

En 1391 aún no se conocía la palabra pogrom, pero la población hebrea de la ciudad de Sevilla, que alcanzó a contar con más de 5.000 judíos, en un solo día perdió más de 4.000 pasados a cuchillo, en un genocidio que muchos textos no quieren recordar.

Moshe Vainroj

Texto enviado por Claudio Ernesto Gershanik desde Argentina. Invitamos a todos los bloggers a remitirnos colaboraciones sobre la Historia de Sevilla a sevillaopina@hotmail.es

Porque para saber adónde vamos es imprescindible conocer de dónde venimos…

Fuente: http://sevilla.blogcindario.com/2008/03/00736-la-matanza-de-la-juderia-sevillana.html

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